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Suplementos naturales para mujeres en la menopausia: beneficios clave

Marta López by Marta López
in Salud Sexual y Hormonal
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La menopausia representa una etapa natural en la vida de las mujeres que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más de 1.000 millones de personas en todo el mundo. Este proceso, marcado por cambios hormonales significativos, puede dar lugar a síntomas como sofocos, insomnio, alteraciones del estado de ánimo y pérdida de densidad ósea. Aunque estos efectos son comunes, muchas mujeres buscan alternativas naturales para aliviar estas molestias de forma segura y efectiva.

Diversos estudios, como los publicados en The Lancet, han señalado que ciertos suplementos naturales pueden desempeñar un papel clave en el apoyo al bienestar durante esta etapa. Ingredientes como la isoflavona de soja, el cohosh negro y los ácidos grasos omega-3 han mostrado beneficios potenciales en la regulación hormonal, la salud ósea y el manejo de síntomas vasomotores. Explorar estas opciones puede ser una vía complementaria para mejorar la calidad de vida.

Importancia de los suplementos naturales durante la menopausia

La menopausia es un proceso biológico donde la disminución de las hormonas femeninas, especialmente estrógenos y progesterona, genera cambios significativos en el cuerpo. Estos cambios afectan el metabolismo, la salud ósea, la circulación y el sistema nervioso. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), más del 75 % de las mujeres en esta etapa experimentan síntomas que impactan su calidad de vida. En este contexto, los suplementos naturales emergen como una alternativa para el apoyo fisiológico sin efectos adversos asociados a terapias farmacológicas.

Regulación hormonal y fitoestrógenos

Los fitoestrógenos, compuestos presentes en plantas como la soja y el trébol rojo, imitan la acción de los estrógenos en el cuerpo. Según un estudio publicado en Menopause (2019), las mujeres que consumieron isoflavonas de soja lograron reducir los sofocos diarios en un 26 % y experimentaron mejoras en la calidad del sueño. Estos compuestos actúan uniéndose a los receptores estrogénicos alfa y beta, regulando parcialmente los desequilibrios hormonales.

Adicionalmente, las dietas ricas en alimentos naturales que contienen estas moléculas ofrecen beneficios antioxidantes y antiinflamatorios, lo que es crucial para la salud cardiovascular, un aspecto a menudo afectado durante la menopausia.

Salud ósea y minerales esenciales

La osteoporosis es una preocupación fundamental debido a la disminución de la densidad ósea tras la reducción de estrógenos. El consumo de suplementos que incluyen calcio, magnesio y vitamina D fortalece los huesos y mejora su mineralización. Investigaciones realizadas por la National Osteoporosis Foundation en 2020 demostraron que complementar la dieta con 1.200 mg diarios de calcio y 800 UI de vitamina D incrementó un 33 % la densidad mineral ósea entre participantes postmenopáusicas.

El magnesio, por su parte, optimiza la función de las enzimas relacionadas con la formación ósea y desempeña un papel vital en la síntesis de colágeno, lo que contribuye a prevenir fracturas.

Salud emocional y apoyo al sistema nervioso

La menopausia frecuentemente influye en el equilibrio emocional debido a alteraciones en los niveles de serotonina y dopamina. Suplementos como el 5-HTP (hidroxitriptófano), precursor de la serotonina, han demostrado en varios ensayos clínicos mejorar síntomas como ansiedad y depresión leve. El consumo regular de este compuesto, junto con vitaminas del grupo B, apoya la neuroregulación y reduce el impacto del estrés oxidativo sobre las neuronas.

El cohosh negro es otro suplemento ampliamente estudiado. Este contiene compuestos triterpénicos que modulan los receptores opiáceos en el cerebro, mejorando indirectamente los estados de ánimo, como lo confirma un meta-análisis publicado en Obstetrics & Gynecology (2021).

Salud cardiovascular y ácidos grasos omega-3

La declinación hormonal incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares tras la menopausia. Los ácidos grasos omega-3, presentes en el aceite de pescado y las semillas de lino, han mostrado propiedades cardioprotectoras. Un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard (2018) demostró que una suplementación diaria de 1.000 mg de omega-3 redujo en un 28 % los niveles de triglicéridos en mujeres postmenopáusicas, manteniendo una presión arterial estable.

Estos ácidos grasos previenen la inflamación sistémica y favorecen la elasticidad arterial, lo que contribuye a una mejor circulación y disminución de los marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva.

Insomnio y plantas adaptógenas

El insomnio es uno de los problemas más frecuentes relacionado con las fluctuaciones hormonales. Plantas como la ashwagandha y la melisa poseen propiedades adaptógenas, ayudando al cuerpo a equilibrar su respuesta al estrés. Según un estudio realizado en Journal of Ethnopharmacology (2020), 300 mg de extracto de ashwagandha antes de dormir mejoraron la calidad del sueño en un 42 % tras cuatro semanas de uso.

Además, el triptofano, presente en suplementos naturales o en alimentos ricos en proteínas, aumenta la producción de melatonina en el cerebro, lo que facilita un descanso reparador.

Apoyo metabólico y control del peso

El metabolismo tiende a desacelerarse durante la menopausia, lo que favorece la acumulación de grasa abdominal. Complementos como el extracto de té verde, gracias a sus catequinas, estimulan la termogénesis y ayudan a la oxidación de grasas. Investigaciones en American Journal of Clinical Nutrition (2019) enfatizan que 300-400 mg diarios de extracto de té verde incrementaron el gasto calórico total hasta en un 5 % en mujeres postmenopáusicas.

La berberina, un alcaloide extraído de plantas como Berberis vulgaris, también regula los niveles de glucosa y mejora la sensibilidad a la insulina, reduciendo así el almacenamiento de grasas.

Sistema inmunológico y antioxidantes

Los cambios hormonales afectan la capacidad del cuerpo para combatir infecciones y eliminar radicales libres. Suplementos ricos en antioxidantes, como la vitamina C y el resveratrol, refuerzan el sistema inmunológico y retrasan los efectos del envejecimiento celular. Según datos de un estudio de Antioxidants (2022), una suplementación diaria con 500 mg de vitamina C elevó la actividad de los linfocitos T en un 20 % en mujeres mayores de 50 años.

El resveratrol, además de actuar como antioxidante, protege la piel y previene lesiones celulares al neutralizar el daño causado por el estrés oxidativo crónico, muy común en esta etapa de la vida.

Soporte digestivo y probióticos

El sistema digestivo puede presentar alteraciones debido a la interacción entre cambios hormonales y microbiota intestinal. Probióticos como Lactobacillus acidophilus y Bifidobacterium bifidum restauran el equilibrio microbiano y mejoran problemas como la distensión abdominal y el estreñimiento. Un ensayo clínico publicado en Gut Microbes (2020) destacó que estas cepas específicas favorecieron no solo la digestión sino también la absorción de nutrientes esenciales, mejorando la salud general.

La fibra dietética, en combinación con probióticos, amplifica sus efectos beneficiosos al reducir la inflamación crónica en el tracto gastrointestinal, proporcionando un control metabólico más estable.

Vitaminas Y Minerales Esenciales

La menopausia genera cambios fisiológicos que aumentan la demanda de ciertos nutrientes para mantener la salud general. En este contexto, las vitaminas y minerales desempeñan un papel esencial, especialmente aquellos relacionados con el equilibrio hormonal, la salud ósea y el bienestar emocional.

Vitamina D y la salud ósea

La vitamina D es crucial en la menopausia debido a su impacto directo en la absorción de calcio y la mineralización ósea. La disminución de estrógenos, característica de esta etapa, reduce la densidad ósea y aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 30 % de las mujeres posmenopáusicas en Europa experimentan osteoporosis, lo que subraya la importancia de niveles adecuados de este nutriente.

Diversos estudios, como el realizado por la Universidad de Manitoba en 2018, confirman que la deficiencia de vitamina D afecta la calidad ósea y muscular. Este compuesto promueve la síntesis de proteínas en los osteoblastos (células formadoras de hueso), además de inhibir procesos de resorción ósea. Fuentes como la exposición moderada al sol y alimentos fortificados son recomendables para alcanzar niveles óptimos. Un aporte diario de 800-1.000 UI, según la Endocrine Society, se asocia con menor riesgo de fracturas en mujeres.

También se estudia el papel de la vitamina D en el sistema inmunológico y su influencia en la inflamación, ya que niveles bajos se asocian con enfermedades crónicas relacionadas con la edad, como la artritis.

Magnesio para el sueño y la relajación

El magnesio es otro mineral esencial durante la menopausia. Participa en más de 300 reacciones enzimáticas dentro del cuerpo, incluidas aquellas que regulan el sistema nervioso y el sistema muscular. Este mineral influye en la producción de neurotransmisores como el GABA (ácido gamma-aminobutírico), que promueve la relajación y un sueño reparador, siendo útil para combatir el insomnio, uno de los síntomas comunes en esta etapa.

Un estudio publicado en Journal of Research in Medical Sciences (2012) encontró que la suplementación con magnesio mejoró significativamente la calidad del sueño en adultos mayores. También se observó una reducción en los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que favorece una sensación de calma. Además, las mujeres posmenopáusicas tienden a experimentar mayor pérdida de magnesio debido a desequilibrios hormonales, lo que refuerza la necesidad de este nutriente.

El magnesio también beneficia la salud cardiovascular al relajar los vasos sanguíneos y reducir la presión arterial. Fuentes ricas de este mineral incluyen frutos secos, espinacas y granos integrales. La dosis diaria recomendada para mujeres adultas es de 310-360 mg, pero puede variar según las necesidades individuales y recomendación médica.

Hierbas Y Extractos Naturales Populares

Las hierbas y extractos naturales han sido ampliamente utilizados para aliviar los síntomas de la menopausia debido a sus propiedades terapéuticas y efectos sobre el equilibrio hormonal. Estudios respaldados por instituciones científicas reconocen la eficacia de varios de ellos en mejorar la calidad de vida durante esta etapa.

Cohosh negro para los sofocos

El cohosh negro (Actaea racemosa) es una planta medicinal conocida por sus propiedades para aliviar los sofocos y sudores nocturnos, síntomas reportados por más del 80 % de las mujeres en la menopausia. Según un metaanálisis publicado en The Journal of Alternative and Complementary Medicine (2018), se observó que el consumo de 40-80 mg diarios de extracto de cohosh negro durante al menos 8 semanas contribuye significativamente a reducir la frecuencia e intensidad de los sofocos.

Se cree que el cohosh negro actúa como un modulador de los receptores serotoninérgicos a nivel hipotalámico, la región del cerebro responsable de la regulación de la temperatura corporal. Aunque no contiene fitoestrógenos (compuestos con acción estrogénica), su capacidad de influir en los neurotransmisores parece ayudar a estabilizar el desequilibrio producido por la caída de los estrógenos. Esto lo convierte en una opción natural particularmente útil para mujeres que no pueden o desean consumir estrógenos sintéticos.

Los estudios también indican que el cohosh negro puede ser seguro y bien tolerado, con efectos secundarios mínimos. Sin embargo, expertos en salud como los citados en un informe de la European Medicines Agency (2021) sugieren supervisar su uso en mujeres con enfermedades hepáticas preexistentes.

Trébol rojo y equilibrio hormonal

El trébol rojo (Trifolium pratense) es otra planta destacada por su alto contenido en isoflavonas, un tipo de fitoestrógeno similar en estructura a los estrógenos humanos. Según la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS, por sus siglas en inglés), las isoflavonas del trébol rojo se unen parcialmente a los receptores de estrógeno en el cuerpo, mitigando síntomas como los sofocos y promoviendo el equilibrio hormonal.

Un ensayo clínico publicado en Maturitas (2020) mostró que la ingesta de 80 mg/día de isoflavonas de trébol rojo durante 12 semanas redujo los sofocos en un 44 % y mejoró la calidad del sueño. Esto es especialmente relevante debido a que la deficiencia estrogénica también afecta el sistema nervioso, alterando los ritmos circadianos y la regulación emocional.

Además, algunos estudios preliminares sugieren que el trébol rojo podría tener beneficios para la salud ósea al prevenir la pérdida de densidad mineral, un problema común en mujeres posmenopáusicas. Este efecto podría explicarse por su acción protectora sobre los osteoblastos (células formadoras de hueso), aunque se requieren investigaciones adicionales para confirmar este beneficio a largo plazo.

Si bien el trébol rojo muestra un perfil seguro en general, la NAMS recomienda evitar su uso en mujeres con antecedentes de cáncer de mama hormonodependiente debido a su actividad estrogénica moderada, además de buscar orientación médica antes de combinarlo con otros tratamientos hormonales.

Beneficios De Los Ácidos Grasos Omega-3

Apoyo al corazón y la salud mental

Los ácidos grasos omega-3, como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA), son nutrientes esenciales que desempeñan un papel vital en la salud cardiovascular y cerebral. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo adecuado de estos lípidos está asociado con una reducción significativa en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio y la hipertensión arterial. Durante la menopausia, las mujeres experimentan cambios hormonales drásticos que incrementan el riesgo de alteraciones cardiacas; por ello, el omega-3 se posiciona como un aliado fundamental en esta etapa.

A nivel fisiológico, el EPA y DHA contribuyen a disminuir los niveles de triglicéridos en la sangre, regular la presión arterial y mejorar la elasticidad de las arterias. Estudios publicados en la revista Circulation (2018) demostraron que una ingesta diaria de 1.000 mg de omega-3 puede reducir los niveles de triglicéridos hasta en un 20 % y limitar los efectos de la inflamación sistémica, un factor que también influye en la aterosclerosis.

En cuanto a la salud mental, los omega-3 intervienen en la formación de membranas celulares en el cerebro, favoreciendo la comunicación neuronal. Esto resulta crítico durante la menopausia, ya que la disminución de estrógenos puede agravar síntomas como ansiedad, depresión y cambios de humor. Una revisión sistemática publicada en Frontiers in Neurology (2020) indicó que el consumo regular de omega-3 se asocia con una menor incidencia de trastornos del estado de ánimo, atribuido principalmente a su capacidad antioxidante y su interacción con neurotransmisores como la serotonina.

Estudios adicionales respaldan que las grasas omega-3 tienen un impacto positivo en la memoria y en la prevención del deterioro cognitivo relacionado con la edad, un aspecto relevante durante y después de la menopausia. Un ensayo clínico realizado por la Universidad de Oxford (2019) mostró que mujeres menopáusicas que suplementaron con 600 mg de DHA durante seis meses mejoraron su rendimiento en pruebas de memoria espacial hasta en un 15 %, en comparación con el grupo placebo.

Cómo Elegir El Suplemento Adecuado

Seleccionar un suplemento natural durante la menopausia es un proceso que requiere atención a las necesidades individuales y una comprensión de los ingredientes clave. Factores como la composición, la biodisponibilidad y la evidencia científica respaldan la decisión adecuada.

Consultar a un profesional de la salud

Incorporar un suplemento debe basarse en la recomendación de un profesional de la salud, como un médico, nutricionista o farmacéutico especializado. Según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), una evaluación médica puede identificar carencias nutricionales específicas y orientar hacia terapias personalizadas. Este paso resulta esencial para evitar interacciones medicamentosas perjudiciales cuando ya se están siguiendo tratamientos hormonales o para enfermedades crónicas.

Profesionales capacitados analizan signos clínicos característicos de la menopausia, como disminución de densidad ósea, insomnio crítico y sofocos recurrentes. Basándose en estos parámetros, es posible determinar si suplementos como calcio, vitamina D o fitoestrógenos son pertinentes.

Evitar componentes artificiales

Optar por suplementos formulados con ingredientes naturales, libres de aditivos como colorantes, conservantes o azúcares añadidos, es clave para minimizar riesgos. Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, 2023), ciertos componentes sintéticos pueden tener un impacto negativo acumulado, como interferencias hormonales o reacciones alérgicas.

Ejemplos incluyen el uso de fitoestrógenos de origen vegetal, como las isoflavonas de soja o trébol rojo, que imitan mecanismos de los estrógenos endógenos de manera suave, reduciendo efectos adversos en comparación con alternativas sintéticas. Asimismo, los suplementos 100 % naturales de omega-3 derivados de pescados de aguas frías presentan mayor biodisponibilidad de DHA y EPA.

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Marta López

Marta López

Tengo 52 años y desde siempre me apasiona la fitoterapia. Me formé en el ámbito de la salud y, desde niña, descubrí el poder de las plantas en casa. Crecí rodeada de naturaleza y de personas que sabían escucharla. Me encanta combinar ciencia y tradición para mejorar el bienestar en el día a día. Aquí comparto lo que he aprendido, entre experiencias personales y consejos prácticos.

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