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Vida sexual saludable a partir de los 40: consejos y beneficios

Marta López by Marta López
in Salud Sexual y Hormonal
Vida sexual saludable a partir de los 40: consejos y beneficios
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Mantener una vida sexual saludable a partir de los 40 es fundamental para el bienestar físico y emocional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual no solo implica la ausencia de enfermedades, sino también un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Sin embargo, factores como los cambios hormonales, el estrés y ciertas condiciones de salud pueden influir en esta etapa de la vida.

Diversos estudios publicados en The Lancet destacan que la comunicación en pareja, el cuidado del cuerpo y la atención médica regular son pilares esenciales para afrontar los desafíos asociados con la madurez sexual. Además, adoptar hábitos saludables como una alimentación equilibrada y la práctica de ejercicio físico contribuyen significativamente al mantenimiento de una vida sexual satisfactoria.

Este artículo explora estrategias y recomendaciones basadas en evidencia científica para promover una sexualidad plena y enriquecedora después de los 40 años.

Importancia de una vida sexual saludable después de los 40

Mantener una vida sexual activa y saludable después de los 40 años tiene un impacto significativo en la calidad de vida, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una sexualidad plena no solo mejora el bienestar físico, sino también el estado emocional y psicológico. Factores como los cambios hormonales, el ritmo de vida y ciertas condiciones médicas pueden influir en esta etapa, pero un enfoque integral facilita una sexualidad satisfactoria.

beneficios físicos de una vida sexual activa

Una actividad sexual regular después de los 40 años contribuye al mantenimiento de la salud cardiovascular, la función inmune y el equilibrio hormonal en hombres y mujeres. Un estudio publicado por American Journal of Cardiology (2016) reveló que las relaciones sexuales frecuentes reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares en un 45 % en personas mayores de 40 años.

  • Mejora cardiovascular: El acto sexual promueve una actividad aeróbica leve a moderada, lo que incrementa la circulación sanguínea y regula la presión arterial.
  • Regulación hormonal: En las mujeres, la actividad sexual frecuente puede contrarrestar los efectos declinantes de los estrógenos posmenopáusicos, mientras que en los hombres, favorece niveles saludables de testosterona.
  • Fortalecimiento del sistema inmune: Investigaciones de la Universidad de Wilkes (2015) demostraron que mantener relaciones sexuales dos veces por semana eleva hasta un 30 % los niveles de anticuerpos como la inmunoglobulina A.

beneficios psicológicos y emocionales

El bienestar sexual está directamente relacionado con una mayor satisfacción emocional, menores niveles de estrés y un vínculo más fuerte entre las parejas. Una investigación del Journal of Sexual Medicine (2018) destacó que las personas mayores de 40 con vidas sexuales activas reportaron un 55 % menos de síntomas de ansiedad.

  • Reducción del estrés: Durante las relaciones sexuales, el cuerpo libera dopamina, oxitocina y endorfinas, neuroquímicos que alivian el estrés y generan sensaciones de placer y relajación.
  • Refuerzo de la autoestima: Experimentar placer y satisfacción sexual impacta positivamente la percepción personal.
  • Fortalecimiento del vínculo emocional: La comunicación íntima y la conexión física incrementan la complicidad en las relaciones de pareja.

desafíos comunes después de los 40

Aunque la sexualidad puede seguir siendo plena, los desafíos biológicos y psicológicos que aparecen con la edad requieren atención adecuada.

  • Cambios hormonales: En las mujeres, la perimenopausia y menopausia generan fluctuaciones en los niveles de estrógeno, que pueden causar sequedad vaginal y una menor libido. En los hombres, la disminución gradual de testosterona afecta la función eréctil y el deseo sexual.
  • Problemas de salud crónicos: Condiciones como la diabetes, hipertensión y enfermedades cardíacas también pueden interferir con el rendimiento sexual y la energía general.
  • Factores psicológicos: El estrés, la ansiedad y la depresión, comunes en la mediana edad, inciden en la disposición para mantener relaciones sexuales placenteras.
  • Uso de medicamentos: Fármacos como los antihipertensivos o antidepresivos pueden tener efectos secundarios que afectan la libido o la función sexual.

estrategias para una mejor calidad sexual

Expertos recomiendan abordar la sexualidad después de los 40 dentro de un marco holístico que incluya prácticas médicas, estilo de vida saludable y comunicación efectiva.

  • Evaluaciones médicas regulares: Consultar con un especialista para identificar y tratar disfunciones sexuales o consecuencias de cambios hormonales. Un diagnóstico temprano optimiza el tratamiento y previene complicaciones mayores.
  • Terapias hormonales: Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, 2021), la terapia de reemplazo hormonal (TRH) puede ser útil para mitigar síntomas menopáusicos que afectan el deseo sexual en las mujeres, siempre bajo estricta supervisión médica.
  • Alimentación equilibrada: Consumir alimentos ricos en antioxidantes, vitaminas E y B, zinc y omega 3 beneficia la función sexual. Ejemplos incluyen frutos secos, pescado azul y verduras de hojas verdes.
  • Ejercicio físico: Pautas de la Sociedad Europea de Cardiología (2020) recomiendan actividades aeróbicas combinadas con ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico para mejorar la resistencia física y la salud sexual.
  • Atención psicológica: Asistir a terapia individual o de pareja puede ayudar a superar barreras emocionales y fortalecer la conexión con la pareja.

el papel de la comunicación en la sexualidad

La comunicación abierta y honesta entre las parejas ocupa un papel central para garantizar una vida sexual saludable en la madurez. Hablar sobre expectativas, deseos y posibles limitaciones mejora la intimidad y promueve una mayor comprensión mutua. Psicólogos especialistas en terapia de pareja señalan que el 75 % de los conflictos relacionados con la vida sexual surgen por falta de comunicación.

La combinación de información científica, hábitos saludables y apoyo psicológico proporciona las herramientas necesarias para disfrutar de una sexualidad plena después de los 40 años y fomenta una conexión integral entre cuerpo, mente y emociones.

Cambios Físicos Y Emocionales A Partir De Los 40

A partir de los 40 años, hombres y mujeres suelen experimentar transformaciones significativas que impactan su bienestar físico y emocional. Estas modificaciones están influenciadas por factores hormonales, metabólicos y psicosociales, los cuales pueden influir directamente en la vida sexual.

Cambios hormonales y su impacto

Los cambios hormonales afectan de manera diferente a hombres y mujeres. En las mujeres, el descenso progresivo de los niveles de estrógeno comienza en la perimenopausia y puede intensificarse con la menopausia. Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO, 2021), esta disminución hormonal puede producir sequedad vaginal, disminución de la libido y molestias durante las relaciones sexuales. La elasticidad de los tejidos vaginales también se reduce, lo que puede dificultar la experiencia sexual.

En los hombres, se detecta una caída gradual de los niveles de testosterona, lo que puede manifestarse como una reducción del deseo sexual, dificultad para lograr o mantener una erección (disfunción eréctil) y fatiga. Según un estudio publicado en European Urology (2020), el 30% de los hombres mayores de 40 años experimentan algún grado de disfunción eréctil, relacionada tanto con cambios endocrinos como con otros factores de salud.

El impacto hormonal no solo afecta el aspecto físico, sino también el emocional. Alteraciones en los niveles hormonales pueden influir en el estado de ánimo, aumentando las probabilidades de desarrollar síntomas de ansiedad, irritabilidad o incluso depresión, lo que puede interferir en las relaciones íntimas.

Manejo de cambios emocionales

Los cambios emocionales asociados a esta etapa de la vida requieren atención y estrategias adecuadas para minimizar su impacto negativo. Según la Asociación Española de Psicología Clínica y de la Salud (AEPC, 2018), una combinación de prácticas como la psicoeducación, la comunicación en pareja y la terapia psicológica puede mejorar significativamente el bienestar emocional y la satisfacción sexual.

El estrés relacionado con responsabilidades laborales, familiares y económicas es común en esta etapa. Este estrés prolongado activa el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), aumentando niveles de cortisol, lo que puede impactar negativamente en la libido. Estudios del Journal of Sexual Medicine (2021) señalan que el estrés crónico es un factor contribuyente a la disminución del interés sexual en ambos géneros.

Además, la imagen corporal puede cambiar a partir de los 40 debido al aumento de peso, la pérdida de masa muscular o el envejecimiento cutáneo. Esto puede afectar la autoestima y generar inseguridad en las relaciones íntimas. Reforzar una percepción positiva del cuerpo y fomentar el autocuidado son elementos cruciales para superar estas barreras.

Las técnicas de mindfulness y meditación han demostrado ser eficaces para manejar el estrés y mejorar la conexión cuerpo-mente. Una investigación en Frontiers in Psychology (2020) concluyó que estas prácticas no solo reducen el estrés, sino que también mejoran los indicadores de satisfacción sexual.

Otros aspectos relacionados con la sexualidad en esta etapa

La adopción de hábitos saludables desempeña un papel clave para gestionar los cambios físicos y emocionales. Mantener una alimentación equilibrada rica en antioxidantes, grasas saludables y micronutrientes ayuda a regular las hormonas y preservar la función sexual. Por ejemplo, el omega-3 presente en pescados grasos y frutos secos beneficia la circulación, favoreciendo una respuesta sexual más eficaz.

El ejercicio físico regular contribuye al equilibrio hormonal, mejora el estado de ánimo y potencia la salud cardiovascular. Este último aspecto es esencial, ya que las disfunciones sexuales se asocian frecuentemente con enfermedades cardiovasculares. Según la American Heart Association (AHA, 2022), la actividad aeróbica regular reduce hasta un 15% el riesgo de problemas sexuales derivados de disfunciones circulatorias.

El sueño adecuado también es fundamental para la producción de hormonas sexuales y la regeneración física y mental. Dormir menos de seis horas por noche afecta los niveles hormonales, como la testosterona, y la respuesta sexual en ambos géneros, según reporta la revista Sleep Medicine (2021).

Finalmente, las condiciones médicas crónicas como diabetes, hipertensión y obesidad incrementan el riesgo de disfunciones sexuales. Es necesario consultar a especialistas para un control médico regular y gestionar estas patologías. Los tratamientos médicos, como la terapia hormonal sustitutiva (THS) en mujeres menopáusicas o los inhibidores de la fósfodiesterasa-5 para hombres con disfunción eréctil, pueden ser eficaces con la orientación adecuada.

La comprensión y gestión de los cambios físicos y emocionales en esta etapa pueden maximizar la satisfacción sexual y mejorar la calidad de vida.

Consejos Para Mejorar La Sexualidad En La Madurez

Mantener una vida sexual plena a partir de los 40 años es posible con estrategias fundamentadas en evidencia científica que ayuden a superar los cambios físicos, emocionales y hormonales característicos de esta etapa. Fomentar la salud integral repercute positivamente en la calidad de la sexualidad y el bienestar general.

Comunicación efectiva con la pareja

La comunicación abierta es esencial para abordar las necesidades emocionales y sexuales en la madurez. Según un estudio publicado en The Journal of Sex Research (2020), las parejas que discuten sus expectativas y preocupaciones sexuales experimentan una mayor satisfacción en su relación. La expresión de deseos, inquietudes y límites permite adaptar la intimidad a los cambios propios de la edad.

Compartir información sobre síntomas físicos, como la sequedad vaginal en mujeres o la disfunción eréctil en hombres, ayuda a reducir la vergüenza y fomenta la búsqueda de soluciones conjuntas, como el uso de lubricantes o la consulta con especialistas. Además, el refuerzo positivo hacia la pareja mejora la autoestima y fortalece el vínculo emocional, lo que a su vez incrementa el deseo sexual.

Establecer rutinas para conversar, dedicar tiempo a actividades en pareja y practicar la empatía emocional contribuye a mejorar la conexión sexual. Psicólogos recomiendan ejercicios como la técnica de escucha activa, donde ambas partes expresan y validan las emociones del otro sin interrupciones, para fomentar una relación más armónica.

Alimentación y ejercicio físico

Una alimentación equilibrada favorece los procesos fisiológicos relacionados con la sexualidad. Según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), una dieta rica en alimentos antioxidantes, como frutas, verduras y cereales integrales, protege la función vascular, clave para una buena irrigación sanguínea en los órganos sexuales. Estudios han destacado que incluir ácidos grasos Omega-3, presentes en pescados como el salmón, mejora la circulación general y favorece la excitación sexual.

El consumo de alimentos ricos en zinc y vitamina E, como frutos secos, favorece la producción hormonal. Para los hombres, el zinc apoya la síntesis de testosterona, mientras que la vitamina E actúa como antioxidante y mejora la fertilidad en ambos géneros. Por otro lado, evitar el exceso de azúcares refinados y alimentos ultraprocesados disminuye el riesgo de disfunción eréctil asociada a problemas metabólicos como la diabetes.

La práctica regular de ejercicio físico es esencial para mantener la salud sexual. Según la Fundación Española del Corazón, actividades aeróbicas, como caminar durante 30 minutos al día, mejoran la salud cardiovascular y la capacidad física, mientras que ejercicios de fuerza, como levantamiento de pesas, aumentan los niveles de testosterona. El entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico, mediante ejercicios de Kegel, previene problemas de incontinencia y mejora la funcionalidad sexual tanto en hombres como en mujeres.

Manejo del estrés y la ansiedad

El estrés crónico y la ansiedad afectan negativamente la libido y el rendimiento sexual. Según un estudio conducido por la Universidad Estatal de Ohio (2021), niveles elevados de cortisol, hormona del estrés, interfieren con la producción de hormonas sexuales como el estrógeno y la testosterona, reduciendo el deseo sexual.

Practicar técnicas de relajación mejora el equilibrio emocional. La meditación consciente y la respiración diafragmática reducen los niveles de estrés y aumentan la conexión mente-cuerpo. Estudios del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH) han destacado que la meditación mejora la percepción sensorial, lo que potencia la satisfacción sexual.

La terapia cognitivo-conductual es efectiva en casos de ansiedad que limitan la interacción sexual. Este enfoque ayuda a identificar pensamientos negativos asociados al rendimiento y reemplazarlos por creencias más adaptativas. Según la Asociación Americana de Psicología, un 70 % de los participantes tratados con este método reportaron mayores niveles de intimidad emocional y física.

Dedicar tiempo a actividades recreativas y el descanso adecuado complementan el manejo del estrés. Dormir al menos 7 horas por noche, según la Sociedad Española del Sueño, regula los niveles hormonales esenciales para mantener una vida sexual activa y placentera.

Importancia De La Salud Mental Y Física

Mantener una conexión entre la salud física y mental es esencial para disfrutar de una vida sexual saludable a partir de los 40 años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), la salud sexual no solo depende de la ausencia de enfermedades, sino también de un bienestar integral que involucra el cuerpo, la mente y las emociones.

Consultas médicas regulares

Las evaluaciones periódicas con profesionales de la salud contribuyen a identificar problemas físicos y emocionales que pueden alterar la vida sexual. La reducción de hormonas sexuales, como los niveles de estrógenos en mujeres o testosterona en hombres, afecta funciones como la libido, la lubricación vaginal o la erección. Según un estudio publicado por el Journal of Sexual Medicine (2020), un 52 % de los hombres entre 40 y 70 años experimenta algún grado de disfunción eréctil, mientras que cerca del 42 % de las mujeres tiene síntomas de sequedad vaginal.

Durante estas consultas, además de las evaluaciones hormonales, se recomienda descartar condiciones como diabetes, problemas cardiovasculares o trastornos tiroideos que interfieren directamente con la función sexual. Existen tratamientos especializados, como terapias hormonales o medicamentos vasodilatadores, que pueden optimizar la respuesta sexual si se diagnostican deficiencias.

También es crucial abordar la salud mental durante estas visitas. El estrés crónico, la depresión y la ansiedad están relacionados con una baja libido y dificultades para mantener relaciones satisfactorias. Investigaciones de la Facultad de Medicina de Harvard (2018) indican que el estrés sostenido eleva los niveles de cortisol, lo que disminuye la producción de hormonas sexuales. Los profesionales de la salud pueden proponer intervenciones efectivas, como terapia cognitivo-conductual o medicación cuando sea necesario.

Terapias de apoyo

Las terapias psicológicas y emocionales fortalecen la conexión mente-cuerpo, fundamental para mejorar la calidad de las relaciones íntimas. El impacto psicológico de los cambios asociados a la madurez, como la percepción negativa de la imagen corporal o las inseguridades respecto al rendimiento sexual, puede abordarse mediante estrategias específicas.

La terapia de pareja facilita la comunicación sobre deseos, expectativas y temores relacionados con el ámbito sexual. Según la Asociación Americana de Terapia Relacional y Familiar (AAMFT, 2020), un 65 % de las personas que realizan terapia de pareja reportan una mejora notable en su relación sexual después de solo 10 sesiones. Esta intervención fomenta la empatía y la comprensión mutua, elementos clave en el fortalecimiento del vínculo emocional y físico.

Paralelamente, terapias individuales como la terapia sexual también son útiles para tratar disfunciones específicas, como el vaginismo en mujeres o la eyaculación precoz en hombres. Estos problemas, muchas veces relacionados con factores emocionales o históricos, pueden tratarse desde un enfoque técnico y científico. Por ejemplo, el Manual MSD (2021) sugiere ejercicios de terapia cognitiva combinados con técnicas de relajación muscular para mejorar la respuesta en quienes presentan temor al dolor o al desempeño.

Las actividades enfocadas en la conciencia corporal, como la meditación mindfulness, son complementos valiosos para las estrategias terapéuticas. Un artículo de la revista PLOS ONE (2019) destacó que las prácticas regulares de mindfulness elevan la satisfacción sexual en un 48 % al incrementar la atención plena durante el acto sexual, disminuyendo el impacto de pensamientos intrusivos o ansiedades.

En paralelo, el apoyo grupal puede ser un recurso efectivo para quienes enfrentan retos similares. Los grupos liderados por especialistas ofrecen un espacio de aprendizaje y empatía para normalizar problemas comunes, como el impacto de la menopausia o enfermedades crónicas, sobre la vida sexual.

Finalmente, las terapias holísticas, siempre respaldadas por evidencia científica, pueden potenciar los tratamientos convencionales. Por ejemplo, la acupuntura, mencionada en un meta-análisis de The Journal of Alternative and Complementary Medicine (2017), demostró mejorar la disfunción eréctil en un 39 % de los casos al estimular la circulación sanguínea en órganos pélvicos. Aunque no sustituye otros tratamientos, resulta un complemento que merece explorarse en un marco multidisciplinario.

Superando Tabúes Y Mitos

Hablar sobre la sexualidad a partir de los 40 años es fundamental para desmontar tabúes y mitos que limitan el bienestar emocional y físico de muchas personas. Según un informe de la Asociación Española de Sexología Clínica (AESC, 2020), gran parte de las creencias erróneas sobre la sexualidad durante la madurez generan barreras psicológicas que pueden afectar negativamente las relaciones íntimas y la autoestima.

Los mitos más comunes y su impacto

  1. La disminución del deseo sexual es inevitable

Aunque los cambios hormonales pueden influir en el deseo sexual, no es un fenómeno universal ni irreversible. Investigaciones publicadas en el Journal of Sexual Medicine (2017) explican que factores como el estrés, una comunicación deficiente o problemas de salud no tratados suelen ser determinantes más relevantes que la edad fisiológica. Con intervenciones adecuadas, como técnicas de manejo del estrés y terapias sexuales, es posible mantener una vida sexual activa.

  1. La sexualidad termina después de los 40

Este mito refuerza estereotipos que desconectan el deseo sexual del envejecimiento saludable. Según la OMS (2019), la sexualidad forma parte integral del bienestar humano a todas las edades. La aceptación de los cambios corporales y la exploración de nuevas formas de intimidad pueden enriquecer las experiencias sexuales durante la madurez.

  1. Los problemas de erección implican falta de deseo

La disfunción eréctil, que afecta al 52% de los hombres mayores de 40 años según la Clínica Mayo (2022), tiene en su mayoría causas físicas, como la diabetes o la hipertensión, más que psicológicas. Comprender que no está relacionada directamente con el deseo sexual facilita la búsqueda de apoyo médico y terapéutico especializado.

  1. Las mujeres dejan de disfrutar del sexo después de la menopausia

Si bien los niveles de estrógeno disminuyen tras la menopausia, lo que puede generar sequedad vaginal o molestias durante las relaciones, existen tratamientos médicos eficaces, como la terapia hormonal sustitutiva (THS). Estudios publicados en Menopause Journal (2021) señalan que con lubricantes a base de agua o alternativas naturales y ejercicios del suelo pélvico, las mujeres pueden seguir disfrutando activamente de su sexualidad.

Consecuencias psicológicas de los tabúes

La persistencia de estas creencias no solo afecta la calidad de vida, sino también la salud mental. La presión por cumplir expectativas irreales puede contribuir a trastornos de ansiedad y autopercepción negativa. Según un estudio del Instituto Kinsey (2018), abordar estos tabúes con recursos educativos y el apoyo de profesionales especializados fomenta una comunicación más abierta y mejora la satisfacción sexual.

Estrategias para eliminar los mitos sobre la sexualidad

  1. Educación sexual adecuada

Proveer información respaldada por evidencia científica ayuda a reemplazar mitos con hechos reales. Programas promovidos por asociaciones como la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS) destacan el valor de la psicoeducación en la eliminación de creencias limitantes.

  1. Acceso a recursos médicos y terapéuticos

Consultar con especialistas, como médicos endocrinólogos y psicólogos sexuales, resulta clave para desmontar miedos infundados y tratar problemas relacionados con la sexualidad madura. Las consultas regulares permiten identificar problemas a tiempo y optimizar la calidad de vida.

  1. Normalización de la diversidad sexual en la madurez

Reconocer que cada persona experimenta la sexualidad de manera única promueve el bienestar emocional. Según The Lancet (2020), aceptar la diversidad en prácticas y preferencias sexuales fomenta relaciones más auténticas y satisfactorias.

  1. Fomento de la comunicación honesta en pareja

Estudios realizados por la Université Laval de Canadá (2019) indican que hablar abiertamente sobre expectativas y necesidades sexuales aumenta la conexión emocional. Esto también permite a las parejas explorar soluciones conjuntas para enfrentar cambios físicos o emocionales propios de la edad.

Rol de la sociedad en el cambio de percepción

La cultura y los medios de comunicación ejercen una fuerte influencia sobre cómo se conceptualiza la sexualidad en diferentes etapas de la vida. Desafiar los estereotipos propagados por mensajes publicitarios o sociales se convierte en un componente esencial para cambiar la percepción colectiva. La promoción de campañas educativas, como las impulsadas por la Sociedad Internacional para la Salud Sexual (ISSM), proporciona herramientas para desmontar ideas prejuiciosas y visibilizar una sexualidad plena después de los 40.

Innovaciones científicas que respaldan una sexualidad saludable

Diversos avances respaldan la posibilidad de disfrutar plenamente del sexo en todas las edades. Por ejemplo, tratamientos para la disfunción eréctil, como el uso de inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5 (PDE5i), han demostrado alta eficacia, según un estudio del British Journal of Urology (2022). De igual modo, terapias con láser vaginal para combatir sequedad vaginal han mostrado resultados prometedores en mujeres posmenopáusicas, mejorando tanto el confort como la satisfacción sexual.

Explorar estos recursos y compartir información confiable entre profesionales y pacientes refuerza el compromiso con una salud sexual positiva, desmitificando barreras innecesarias.

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Marta López

Marta López

Tengo 52 años y desde siempre me apasiona la fitoterapia. Me formé en el ámbito de la salud y, desde niña, descubrí el poder de las plantas en casa. Crecí rodeada de naturaleza y de personas que sabían escucharla. Me encanta combinar ciencia y tradición para mejorar el bienestar en el día a día. Aquí comparto lo que he aprendido, entre experiencias personales y consejos prácticos.

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