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Home Salud Sexual y Hormonal

Cómo adaptar la alimentación en la menopausia para tu bienestar

Marta López by Marta López
in Salud Sexual y Hormonal
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La menopausia marca una etapa clave en la vida de las mujeres, caracterizada por cambios hormonales que pueden influir en la salud ósea, cardiovascular y metabólica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta transición afecta a millones de mujeres en todo el mundo, incrementando el riesgo de padecer enfermedades como la osteoporosis y alteraciones en los niveles de colesterol. Estos cambios hacen que la alimentación desempeñe un papel fundamental para mantener el bienestar durante esta etapa.

Diversos estudios, como los publicados en The Lancet, destacan la importancia de ajustar la dieta para cubrir las nuevas necesidades nutricionales. Incorporar alimentos ricos en calcio, vitamina D y antioxidantes puede ayudar a prevenir problemas de salud asociados, mientras que reducir el consumo de grasas saturadas y azúcares es clave para mantener un peso saludable y cuidar el sistema cardiovascular. Una dieta adaptada no solo mejora la calidad de vida, sino que también contribuye a gestionar los síntomas asociados a esta fase.

Importancia de la alimentación en la menopausia

La alimentación desempeña un papel crucial durante la menopausia, ya que esta etapa de la vida se caracteriza por procesos hormonales que afectan diferentes sistemas del cuerpo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), la disminución de los niveles de estrógenos durante esta etapa incrementa el riesgo de enfermedades como la osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos. Una dieta adecuada puede mitigar estos riesgos y mejorar la calidad de vida.

Cambios hormonales y sus efectos

La reducción de estrógenos impacta de manera significativa en la salud ósea, cardiovascular y metabólica. Según un informe publicado en The Journal of Endocrinology (2020), el déficit de estrógenos acelera la pérdida de masa ósea, aumentando el riesgo de fracturas y osteoporosis. Además, estos cambios hormonales contribuyen a la redistribución de la grasa corporal, incrementando la acumulación en la región abdominal, lo que está asociado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Nutrientes clave durante la menopausia

  1. Calcio y vitamina D

Según la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF), la ingesta adecuada de calcio (1200 mg diarios) y vitamina D (800-1000 UI/día) es esencial para mantener la densidad ósea. Alimentos como lácteos bajos en grasa, pescados como el salmón y alimentos fortificados son fuentes recomendadas.

  1. Ácidos grasos omega-3

Estudios publicados en The American Journal of Clinical Nutrition (2018) destacan que estos ácidos grasos ayudan a reducir la inflamación y mejoran la salud cardiovascular. Se encuentran en pescados grasos como el atún o las sardinas, así como en semillas de lino y nueces.

  1. Fitoestrógenos

Los fitoestrógenos, compuestos presentes en alimentos como la soja, el tofu o las semillas de lino, tienen una estructura química similar a los estrógenos y pueden ayudar a aliviar algunos síntomas de la menopausia, según un análisis de Menopause Journal (2021).

  1. Antioxidantes

La inclusión de frutas y verduras ricas en antioxidantes, como las espinacas y los arándanos, protege contra el estrés oxidativo relacionado con el envejecimiento y los cambios metabólicos.

Alimentos a evitar o reducir

  • Azúcares añadidos: Según la Asociación Americana del Corazón (AHA), el consumo excesivo de azúcares aumenta el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2 durante la menopausia.
  • Grasas trans y saturadas: Estudios de Harvard Medical School (2020) indican que estas grasas elevan los niveles de colesterol LDL, incrementando el riesgo cardiovascular.
  • Alcohol en exceso: Su consumo reduce la absorción de calcio y afecta negativamente la salud ósea y hepática.

Beneficios de una dieta adaptada

Una dieta rica en nutrientes esenciales no solo reduce los riesgos de enfermedades, sino que también ayuda a manejar síntomas como los sofocos, la fatiga y los cambios de ánimo. Investigaciones de Climacteric (2020) concluyen que los patrones dietéticos mediterráneos, que incluyen pescado, aceite de oliva, legumbres y frutas, están asociados con una menor incidencia de sofocos y una mejor salud en general durante la menopausia.

Rol de la hidratación

Una hidratación adecuada es fundamental en esta etapa. Según el European Journal of Clinical Nutrition (2019), beber suficiente agua contribuye a reducir síntomas como la sequedad de piel y mucosas, además de favorecer el metabolismo y la digestión.

Ejemplo de plan alimenticio balanceado

Tiempo Alimentos recomendados
Desayuno Yogur bajo en grasa con nueces y semillas de chía, acompañado de una pieza de fruta fresca.
Media mañana Un puñado de almendras o avellanas y té verde sin azúcar.
Almuerzo Ensalada de espinacas con salmón a la plancha, aderezada con aceite de oliva y limón. Acompañar con quinoa.
Merienda Rebanadas de pan integral con hummus o aguacate, junto con infusión de hierbas.
Cena Tofu salteado con verduras al vapor y arroz integral. Opcional: infusión relajante de manzanilla o rooibos.

Una buena alimentación integra estos componentes esenciales, reduciendo factores de riesgo y promoviendo un bienestar integral durante la menopausia.

Cambios Nutricionales Durante La Menopausia

Durante la menopausia, el cuerpo experimenta transformaciones metabólicas y hormonales significativas que afectan las necesidades nutricionales. Incorporar ajustes dietéticos en esta etapa contribuye a minimizar riesgos asociados a la salud ósea, cardiovascular y metabólica.

Necesidades de macronutrientes

Los macronutrientes, esenciales para el organismo, requieren un equilibrio adecuado durante la menopausia.

  • Proteínas: Su consumo es fundamental para prevenir la pérdida de masa muscular, conocida como sarcopenia, y mantener un metabolismo activo. Según la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva (ISSN, 2018), un consumo de 1,0 a 1,6 g de proteínas por kg de peso corporal al día es eficaz para mujeres de mediana edad. Fuentes recomendadas incluyen pescado, huevos, carnes magras, legumbres y frutos secos.
  • Grasas saludables: Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos como el salmón o en semillas como la chía, muestran beneficios en el manejo de síntomas vasomotores como los sofocos, según un estudio de la Clínica Mayo (2021). Evitar las grasas trans, vinculadas al aumento de colesterol LDL y riesgo cardiovascular, resulta clave en este periodo.
  • Carbohidratos complejos: Priorizar alimentos ricos en fibra ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre, reduciendo el riesgo de resistencia a la insulina. Ejemplos incluyen cereales integrales, avena, quinoa y legumbres. Un estudio del Journal of Nutrition (2020) destaca cómo las dietas ricas en fibra están asociadas con mejoras en el control glucémico y la salud digestiva.
  • Agua: Durante la menopausia suele incrementarse la sudoración nocturna, lo que hace que la hidratación sea aún más importante. Consumir entre 1,5 y 2 litros diarios, según recomendaciones de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, 2017), ayuda a mantener el equilibrio hídrico.

Importancia de los micronutrientes

Los micronutrientes desempeñan un papel crucial en la prevención de enfermedades y la mejora de los síntomas relacionados con la menopausia.

  • Calcio y vitamina D: La disminución de estrógenos reduce la absorción de calcio y acelera la pérdida ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis. Según la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF, 2020), las mujeres menopáusicas requieren un aporte diario de 1200 mg de calcio y 15-20 microgramos de vitamina D. Productos lácteos, vegetales de hojas verdes y exposición solar controlada favorecen estos niveles.
  • Magnesio: Este mineral mejora la densidad ósea y ayuda a regular el sueño. Las fuentes alimenticias incluyen frutos secos, semillas y vegetales como el brócoli. Según la Review of Nutritional Neuroscience (2021), el magnesio actúa como cofactor en más de 300 reacciones enzimáticas cruciales para el mantenimiento del metabolismo energético y funciones neuromusculares.
  • Fitoestrógenos: Presentes en alimentos como la soja, el lino y el tofu, los fitoestrógenos son compuestos vegetales que imitan débilmente la acción de los estrógenos. Un metaanálisis publicado en Menopause Journal (2022) resalta que consumir estos alimentos puede reducir la frecuencia e intensidad de los sofocos.
  • Antioxidantes: Los compuestos antioxidantes como las vitaminas C y E protegen contra el estrés oxidativo, relacionado con el envejecimiento celular. Frutas cítricas, pimientos, nueces y aceites vegetales son fuentes ideales. Un estudio de Nutrients (2019) muestra que las mujeres con dietas ricas en antioxidantes reportan una menor incidencia de enfermedades cardiovasculares.
  • Hierro: Aunque las necesidades de hierro disminuyen tras la menopausia, es importante evitar deficiencias, especialmente en mujeres que han mantenido niveles bajos de hemoglobina. Carnes magras, lentejas y espinacas son fuentes óptimas.
  • Zinc y selenio: Estos oligoelementos contribuyen al sistema inmunológico y previenen el daño celular. Los pescados, mariscos y huevos, según investigaciones realizadas por la FAO (2020), son ricos en estos nutrientes.
  • Vitamina B12: Con la edad, disminuye la absorción de esta vitamina, fundamental para la función cognitiva. La ingesta adecuada mediante productos animales o suplementos apoya la salud neurológica según la Universidad de Harvard (2021).

Optimizar la dieta durante la menopausia mejora significativamente la calidad de vida, reduciendo riesgos de enfermedades crónicas y mitigando síntomas comunes.

Alimentos Clave Para Esta Etapa

El ajuste de la alimentación durante la menopausia puede marcar una diferencia significativa en el bienestar físico. Incorporar alimentos ricos en nutrientes esenciales apoya la salud ósea, cardiovascular y metabólica, mientras que ciertos compuestos ayudan a mitigar los síntomas más comunes de esta etapa. Los siguientes grupos alimenticios son fundamentales.

Fuentes de calcio y vitamina D

El consumo adecuado de calcio y vitamina D es esencial para prevenir la pérdida de densidad ósea y el desarrollo de osteoporosis, un riesgo elevado durante la menopausia debido a la disminución de estrógenos. Según un informe de la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF, 2021), las mujeres posmenopáusicas necesitan aproximadamente 1.200 mg de calcio al día.

Entre las principales fuentes de calcio destacan los productos lácteos como la leche, el yogur y el queso. Además, opciones como almendras, tofu fortificado, espinacas, kale y semillas de sésamo también proporcionan cantidades significativas de este mineral. Consumir verduras de hoja verde ayuda también por su contenido en otros micronutrientes esenciales, como el magnesio.

La vitamina D, necesaria para la absorción del calcio, puede obtenerse exponiendo la piel a la luz solar y consumiendo alimentos como pescados grasos (salmón, caballa, sardinas), huevos y productos alimenticios enriquecidos. Estudios publicados por la revista Endocrine Reviews (2018) indican que niveles bajos de vitamina D se asocian con mayor incidencia de fracturas en esta fase.

Alimentos ricos en fitoestrógenos

Los fitoestrógenos son compuestos vegetales con una estructura similar al estrógeno humano, capaces de unirse a sus receptores y proporcionar un efecto modulador hormonal. Según un metaanálisis del Journal of Nutrition (2020), el consumo regular de fitoestrógenos, especialmente las isoflavonas, puede reducir la intensidad de los sofocos y la sudoración nocturna.

Las principales fuentes de estos compuestos incluyen productos de soja como el tofu, el tempeh, la leche de soja y el miso. También se encuentran en las semillas de lino, las legumbres (garbanzos, lentejas) y ciertos cereales integrales, cuya fibra añadida mejora la salud digestiva y regula los niveles de colesterol. Las semillas de lino contienen lignanos, un tipo específico de fitoestrógeno, cuya actividad antioxidante contribuye a mitigar el estrés oxidativo relacionado con el envejecimiento.

Grasas saludables y antioxidantes

Incorporar grasas saludables y antioxidantes en la dieta contribuye tanto a la salud cardiovascular como a la reducción de la inflamación crónica. Se recomienda consumir ácidos grasos omega-3, cuya eficacia antiinflamatoria se ha documentado ampliamente. Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition (2021) señala que este tipo de grasas puede ayudar a reducir los triglicéridos elevados, proteger las arterias y aliviar la sequedad cutánea durante la menopausia.

Las fuentes alimenticias clave incluyen pescados grasos como el salmón, el atún y las sardinas, el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos (nueces, almendras) y las semillas (chía, lino). Además, el aguacate no solo proporciona grasas monoinsaturadas, sino que también es rico en vitamina E, un antioxidante natural que protege las membranas celulares de los daños causados por los radicales libres.

Los antioxidantes, por otra parte, neutralizan el estrés oxidativo, un factor que contribuye al envejecimiento celular y a enfermedades cardiovasculares. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), una dieta rica en frutas y verduras de colores variados puede garantizar una ingesta sólida de antioxidantes como la vitamina C, el betacaroteno y los flavonoides. Ejemplos específicos incluyen bayas (arándanos, fresas), cítricos, zanahorias, espinacas, brócoli y té verde.

Consejos Prácticos Para Adaptar Tu Dieta

Planificación de comidas

La planificación equilibrada de las comidas es esencial durante la menopausia, ya que permite mantener un suministro constante de macronutrientes y micronutrientes. Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), estructurar las comidas ayuda a prevenir deficiencias nutricionales y a estabilizar los niveles de energía. Un esquema de tres comidas principales y dos tentempiés saludables mejora el metabolismo y fomenta una alimentación consciente.

  • Distribuir los macronutrientes: Cada comida debería incluir una fuente de proteínas magras como pescado, pollo, huevos o legumbres, grasas saludables como aguacate o frutos secos, y carbohidratos complejos como cereales integrales. Por ejemplo, una cena basada en salmón al horno, quinoa y espinacas ofrece un equilibrio óptimo.
  • Incorporar alimentos ricos en calcio y vitamina D: Se recomienda el consumo diario de lácteos bajos en grasa o alternativas fortificadas, como leche de almendras enriquecida, para preservar la densidad ósea. En adultos mayores, la OMS aconseja una ingesta mínima de 1.200 mg de calcio al día.
  • Frutas y verduras variadas: El consumo de al menos cinco raciones al día es vital. Los vegetales crucíferos como el brócoli contienen compuestos bioactivos que apoyan el equilibrio hormonal, mientras que las frutas cítricas aportan vitamina C, esencial para la salud inmune.
  • Tentempiés nutritivos: Evitar los picos de hambre optando por alternativas ricas en fibra y proteína, como yogur natural con semillas. Estas opciones reducen la ansiedad alimentaria y promueven la saciedad.

La planificación anticipada también facilita el control de las porciones, lo que resulta clave para prevenir el aumento de peso relacionado con los cambios metabólicos de la menopausia. Según un estudio de la Facultad de Medicina de Harvard (2018), moderar la cantidad de calorías consumidas, ajustándola a una menor tasa metabólica basal, es una estrategia efectiva para evitar la acumulación de grasa abdominal.

Reducción de alimentos procesados

Limitar el consumo de alimentos procesados mejora significativamente los resultados metabólicos en la menopausia. Según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), los alimentos ultraprocesados suelen contener altos niveles de azúcares añadidos, grasas trans y sodio, que incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y obesidad.

  • Impacto en la salud hormonal: El exceso de azúcares simples puede afectar negativamente el metabolismo de la insulina, exacerbando el almacenamiento de grasa abdominal. Se ha observado que una dieta rica en alimentos procesados está relacionada con un mayor riesgo de resistencia a la insulina, situación agravada durante la menopausia debido a la reducción de estrógenos.
  • Evitar grasas trans: Según la OMS, estas grasas aumentan los niveles de colesterol LDL (malo) y reducen el HDL (bueno), lo que contribuye al desarrollo de arteriosclerosis. Los productos habituales como galletas, comidas precocinadas o margarinas suelen contener cantidades significativas de estas grasas.
  • Sodio y retención de líquidos: Los alimentos procesados tienden a ser ricos en sodio, lo que agrava problemas de retención de líquidos que afectan a muchas mujeres menopáusicas. Reducir su consumo favorece una presión arterial óptima y disminuye la inflamación.

Sustituir los alimentos procesados por opciones integrales y naturales tiene beneficios directos. Por ejemplo, reemplazar snacks como patatas fritas por frutos secos crudos o tostados sin sal aporta grasas saludables y micronutrientes como magnesio y zinc, necesarios para el metabolismo energético. Esta elección también fomenta la sensación de saciedad y estabiliza los niveles de energía.

Los cambios dietéticos no solo optimizan la composición corporal sino que también ayudan a reducir factores de riesgo para enfermedades crónicas, respaldados por la evidencia científica global.

Beneficios De Una Dieta Adecuada En La Menopausia

Una dieta adecuada durante la menopausia influye directamente en la salud ósea, cardiovascular y metabólica, ayudando a mitigar los efectos de los cambios hormonales asociados a esta etapa. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), una alimentación rica en nutrientes clave puede reducir riesgos de enfermedades crónicas como la osteoporosis y los trastornos cardiovasculares, mientras mejora la calidad de vida.

Fortalecimiento de la salud ósea

La disminución de estrógenos en la menopausia acelera la pérdida de densidad ósea, incrementando el riesgo de osteoporosis y fracturas. El consumo de calcio y vitamina D es fundamental para contrarrestar este proceso. Un estudio de la International Osteoporosis Foundation (2021) concluyó que la ingesta diaria de al menos 1.200 mg de calcio y entre 800-1.000 UI de vitamina D puede prevenir significativamente la pérdida ósea. Fuentes como lácteos, almendras y pescados grasos, junto con exposición solar moderada, son esenciales para mantener la densidad ósea.

El magnesio, presente en semillas, nueces y cereales integrales, complementa el efecto del calcio al promover la mineralización ósea. La OMS sugiere incluir entre 310-320 mg diarios en la etapa menopáusica para optimizar la salud ósea.

Mejora de la salud cardiovascular

El riesgo cardiovascular aumenta durante la menopausia por cambios en los niveles de colesterol y presión arterial asociados a la disminución de estrógenos. Según la American Heart Association (2021), una dieta con grasas saludables y baja en grasas saturadas mejora significativamente los niveles de colesterol. Incorporar alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como pescados azules, semillas de lino y nueces, ayuda a reducir la inflamación y protege contra la arteriosclerosis.

Los antioxidantes, presentes en frutas y verduras como bayas, espinacas o brócoli, neutralizan el estrés oxidativo, un factor clave en enfermedades cardiovasculares. Consumir al menos cinco raciones de frutas y verduras al día es recomendado para mitigar estos riesgos.

Regulación de síntomas menopáusicos

Los sofocos, la sudoración nocturna y los cambios de ánimo, síntomas comunes de la menopausia, pueden disminuir con una dieta adecuada. Los fitoestrógenos, compuestos presentes en la soja, semillas de lino y garbanzos, imitan la acción de los estrógenos en el organismo. Un metaanálisis publicado en Menopause Journal (2020) demostró que el consumo regular de estos alimentos puede reducir la frecuencia e intensidad de los sofocos en más del 50%.

El triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina disponible en alimentos como plátanos, avena y lácteos, favorece la estabilidad emocional y mejora la calidad del sueño, afectada durante la menopausia.

Prevención de alteraciones metabólicas

La menopausia impacta el metabolismo basal, aumentando la probabilidad de ganancia de peso y resistencia a la insulina. Según un informe de The Lancet Diabetes & Endocrinology (2021), priorizar el consumo de proteínas magras y carbohidratos complejos ayuda a controlar estos factores. Las legumbres, quinoa y arroz integral, además de ser ricos en nutrientes, tienen un bajo índice glicémico, lo que permite regular los niveles de glucosa en sangre y evitar picos insulínicos.

Los alimentos procesados, ricos en azúcares y grasas trans, pueden agravar las alteraciones metabólicas. La sustitución de estos por opciones integrales y ricas en fibra, como frutas, verduras y granos enteros, disminuye el riesgo de obesidad y enfermedades metabólicas.

Protección contra el envejecimiento acelerado

El envejecimiento celular se acelera por los cambios hormonales y el estrés oxidativo en la menopausia. Los antioxidantes, vitaminas C y E presentes en cítricos, aguacate y frutos secos, actúan como agentes protectores al neutralizar los radicales libres. Un artículo en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism (2022) destaca que estas vitaminas también mejoran la elasticidad de la piel, reduciendo signos visibles del envejecimiento.

Minerales como el selenio, disponible en nueces de Brasil y pescados, apoyan la función antioxidante de las enzimas en el cuerpo, mientras el zinc ayuda a reparar tejidos, manteniendo una función celular óptima.

Mejora de la digestión y salud intestinal

Los problemas digestivos son comunes durante la menopausia debido a la ralentización del metabolismo y cambios en el microbioma intestinal. Las fibras solubles e insolubles, presentes en alimentos como avena, legumbres y frutas, favorecen la digestión y mantienen el tránsito intestinal regular. Además, los probióticos, disponibles en yogures y alimentos fermentados como kimchi o kéfir, equilibran la microbiota intestinal.

Una microbiota saludable no solo mejora la salud digestiva, sino que también influye positivamente en la salud mental y el sistema inmunológico.

Reducción del riesgo de cáncer relacionado con hormonas

Algunos cánceres, como los de mama y endometrio, presentan mayor incidencia tras la menopausia. Una dieta rica en vegetales crucíferos, como brócoli y coliflor, ofrece compuestos antioxidantes y antiinflamatorios que reducen este riesgo. Según un artículo de Cancer Prevention Research (2020), las mujeres que consumen estos alimentos regularmente presentan un 15% menos de probabilidad de desarrollar cáncer hormonalmente dependiente. Además, los fitoestrógenos de la soja pueden actuar como protectores frente a este tipo de cánceres al modular los receptores de estrógeno en el organismo.

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Marta López

Tengo 52 años y desde siempre me apasiona la fitoterapia. Me formé en el ámbito de la salud y, desde niña, descubrí el poder de las plantas en casa. Crecí rodeada de naturaleza y de personas que sabían escucharla. Me encanta combinar ciencia y tradición para mejorar el bienestar en el día a día. Aquí comparto lo que he aprendido, entre experiencias personales y consejos prácticos.

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