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Qué comer para mantener la glucosa estable todo el día

Marta López by Marta López
in Nutrición
Qué comer para mantener la glucosa estable todo el día
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Mantener los niveles de glucosa en sangre estables es esencial para la salud metabólica y la prevención de enfermedades como la diabetes tipo 2. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una dieta equilibrada y controlada en carbohidratos de rápida absorción puede reducir significativamente las fluctuaciones de glucosa, contribuyendo a una mejor calidad de vida y mayor energía durante el día.

Los picos y caídas bruscas de glucosa no solo afectan el rendimiento físico y mental, sino que también incrementan el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares y resistencia a la insulina. Estudios publicados en The Lancet destacan que elegir alimentos ricos en fibra, proteínas y grasas saludables ayuda a ralentizar la absorción de azúcares, favoreciendo una liberación más gradual de energía.

Este artículo explora las mejores opciones alimenticias para mantener la glucosa estable, abordando estrategias prácticas basadas en evidencia científica.

Importancia de mantener la glucosa estable

Mantener niveles estables de glucosa en sangre es crucial para garantizar el funcionamiento adecuado del organismo y prevenir complicaciones metabólicas. La glucosa, principal fuente de energía para el cuerpo, debe mantenerse dentro de un rango saludable para evitar desajustes como hiperglucemia o hipoglucemia, que pueden desencadenar problemas graves si se vuelven crónicos.

La glucosa y su relación con la salud metabólica

La regulación de los niveles de glucosa implica la acción coordinada de varias hormonas, destacando la insulina y el glucagón. La insulina, secretada por las células beta del páncreas, facilita el transporte de glucosa desde el torrente sanguíneo hacia las células para su uso como energía o para almacenamiento en forma de glucógeno. Por otro lado, el glucagón actúa liberando glucosa almacenada cuando los niveles son bajos. Según un estudio de la Universidad de Stanford (2021), alteraciones en este equilibrio contribuyen significativamente al desarrollo de resistencia a la insulina, un factor precursor de la diabetes tipo 2.

Consecuencias de las fluctuaciones bruscas de glucosa

Oscilaciones repetidas en los niveles de glucosa, denominadas variabilidad glucémica, están asociadas a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, inflamación crónica y estrés oxidativo. Una investigación publicada por el Journal of Endocrinology and Metabolism (2020) señala que los picos abruptos de glucosa incrementan la producción de radicales libres, dañando las paredes arteriales y aumentando el riesgo de arteriosclerosis.

Por otro lado, las caídas rápidas de glucosa pueden causar fatiga extrema, dificultad para concentrarse y apetito excesivo, lo cual impacta negativamente en la productividad diaria y puede fomentar un círculo vicioso de consumo excesivo de azúcares rápidos.

Beneficios de mantener la glucosa estable

Estabilizar los niveles de glucosa proporciona beneficios tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, asegura una energía constante que mejora el rendimiento físico y mental. A largo plazo, previene condiciones como resistencia a la insulina, obesidad y enfermedades metabólicas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), mantener el control glucémico adecuado puede reducir en un 32% el riesgo de desarrollar complicaciones relacionadas con la diabetes.

Además, el equilibrio glucémico apoya la homeostasis hormonal, impactando positivamente en los niveles de cortisol, hormona del estrés. Esto resulta en una mejor calidad del sueño y una reducción en la incidencia de trastornos del estado de ánimo, según un meta-análisis publicado por The Lancet Diabetes & Endocrinology (2019).

Mecanismos fisiológicos detrás del control glucémico

Los niveles de glucosa están influenciados por factores como la capacidad digestiva, la velocidad de absorción de carbohidratos y la secreción de hormonas reguladoras. Consumir alimentos con bajo índice glucémico (IG), como avena integral o frutas como manzanas, ralentiza la digestión de carbohidratos, evitando los picos glucémicos. Esto se debe a que los carbohidratos complejos requieren procesos más largos para su descomposición en moléculas de glucosa.

El aporte de fibra también desempeña un papel clave. Según un estudio de la Universidad de Harvard (2019), el consumo de 25-30 g de fibra diaria mejora la sensibilidad a la insulina y reduce la absorción rápida de azúcares, minimizando la variabilidad glucémica. La fibra soluble, presente en alimentos como lentejas y aguacates, forma una especie de gel en el sistema digestivo que retrasa la absorción de glucosa.

Enzimas como la alfa-amilasa y la maltasa están involucradas en la descomposición de almidones en glucosa. Inhibidores naturales, como los polifenoles presentes en frutos rojos, han demostrado frenar parcialmente la acción de estas enzimas, ayudando a regular los niveles de azúcar en sangre.

Impacto del estilo de vida en la glucosa

La actividad física mejora la captación de glucosa por parte de las células musculares al aumentar la sensibilidad a la insulina. Según la Clínica Mayo, 30 minutos de ejercicio moderado diario, como caminar a paso rápido, pueden reducir en un 25% la concentración de glucosa postprandial. Este efecto se potencia combinando ejercicio aeróbico con entrenamiento de fuerza, que incrementa la masa muscular, un tejido con alta demanda de glucosa.

El sueño también influye en la estabilización glucémica. Estudios del Instituto Karolinska (2020) revelan que una reducción crónica del sueño a menos de 6 horas por noche incrementa los niveles de cortisol, interfiriendo en la acción de la insulina y contribuyendo a la hiperglucemia matutina.

Patrones alimenticios equilibrados, que incluyan micronutrientes esenciales como magnesio y cromo, optimizan la función de las enzimas relacionadas con la glucosa y mejoran la sensibilidad celular a la insulina. Semillas, frutos secos y espinacas destacan como fuentes naturales de estos nutrientes esenciales.

Cambios a nivel hormonal y respuesta del cuerpo

Situaciones de estrés crónico provocan la liberación sostenida de cortisol y adrenalina, dos hormonas que incrementan los niveles de glucosa como respuesta adaptativa. Aunque este mecanismo resulta útil en condiciones de emergencia a corto plazo, su activación constante debido al estrés sostenido sobrecarga al páncreas y disminuye su capacidad de producir insulina de forma eficiente.

Por otro lado, el ciclo hormonal femenino influye directamente en la glucosa, especialmente durante la fase lútea del ciclo menstrual. Estudios publicados en el American Journal of Obstetrics & Gynecology (2021) muestran que los niveles de resistencia a la insulina tienden a aumentar durante esta etapa, lo cual resalta la necesidad de monitorear con mayor atención la dieta en estas fases.

Mantener niveles estables de glucosa, a través de una dieta balanceada y hábitos saludables, tiene un impacto significativo en la calidad de vida y la prevención de enfermedades relacionadas con el metabolismo. Incorporar alimentos ricos en fibra, evitar carbohidratos refinados y priorizar el ejercicio físico diario optimizan la respuesta metabólica y fortalecen el bienestar integral.

Alimentos Clave Para Estabilizar La Glucosa

Mantener niveles estables de glucosa en sangre depende sustancialmente de la elección de los alimentos. Consumir una dieta basada en Proteínas Saludables, Grasas Saludables y Carbohidratos De Liberación Lenta ayuda a prevenir picos y caídas bruscas de glucosa, mejorando la regulación metabólica y promoviendo un bienestar integral.

Proteínas saludables

Las proteínas son esenciales para estabilizar la glucosa al ralentizar el vaciamiento gástrico y evitar incrementos rápidos en los niveles de azúcar en sangre. Según un estudio publicado en The American Journal of Clinical Nutrition (2020), incluir entre 20 y 30 gramos de proteínas por comida puede contribuir significativamente al control glucémico.

Fuentes de proteínas magras y completas incluyen:

  • Pescados como el salmón y las sardinas, ricos también en ácidos grasos omega-3.
  • Huevos, que aportan una excelente combinación de aminoácidos esenciales.
  • Carnes blancas como el pollo y el pavo, bajas en grasas saturadas.
  • Legumbres como lentejas, garbanzos y alubias, que combinan proteínas con fibra, ofreciendo una doble acción beneficiosa.

El consumo de proteínas también estimula la secreción de glucagón, una hormona que regula la liberación de glucosa almacenada en el hígado, equilibrando su nivel en sangre.

Grasas saludables

Las grasas insaturadas son cruciales para gestionar la glucosa al mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir la inflamación sistémica. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), reemplazar grasas saturadas por insaturadas puede disminuir el riesgo de alteraciones metabólicas como la diabetes tipo 2.

Ejemplos de fuentes ricas en grasas saludables:

  • Aguacate, que contiene ácido oleico y fibra.
  • Aceite de oliva virgen extra, reconocido por sus potentes propiedades antiinflamatorias gracias a los polifenoles.
  • Frutos secos como almendras, nueces y pistachos. Contienen ácidos grasos esenciales, antioxidantes como la vitamina E y magnesio, que contribuyen a mejorar la función insulínica.
  • Semillas como chía, lino y girasol, que además aportan fibra soluble.

Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos y algunos frutos secos, ayudan a reducir la resistencia a la insulina y mejoran parámetros metabólicos en personas con riesgo.

Carbohidratos de liberación lenta

Los carbohidratos de bajo índice glucémico (IG), definidos como aquellos con un IG inferior a 55, liberan glucosa gradualmente en el torrente sanguíneo, evitando picos súbitos. Según una investigación del Centro de Nutrición Humana de la Universidad de Sydney (2018), estos carbohidratos son esenciales para mantener una glucosa estable en ayunas y postprandial.

Alimentos clave con carbohidratos de liberación lenta:

  • Granos integrales como avena, quinoa, cebada y arroz integral, que presentan un alto contenido de fibra y nutrientes esenciales.
  • Verduras como brócoli, espinacas y calabacín, que además de aportar carbohidratos complejos, contienen antioxidantes que benefician el metabolismo.
  • Frutas como bayas, manzanas y peras, que tienen un menor impacto glucémico gracias a su contenido de fibra soluble.
  • Tubérculos como el boniato, cuyo almidón resistente favorece el control glucémico.

Consumir carbohidratos de liberación lenta junto con proteínas o grasas saludables optimiza aún más el efecto de estabilización, ya que los macronutrientes ralentizan el vaciamiento gástrico y la absorción de glucosa.

El balance entre estos alimentos y su combinación adecuada en cada comida tiene un impacto directo en los niveles de glucosa, favoreciendo un control efectivo de la energía metabólica y previniendo complicaciones a largo plazo.

Recomendaciones Generales Para Comidas Y Bocadillos

Mantener la glucosa estable durante el día requiere un enfoque estructurado en el tipo de alimentos, la frecuencia de las comidas y el tamaño de las porciones. Estas prácticas contribuyen a una absorción controlada de carbohidratos, evitando picos y caídas bruscas en los niveles de azúcar en sangre.

Frecuencia de las comidas

La regularidad en el consumo de alimentos ayuda a mantener constantes los niveles de glucosa en sangre. Según un estudio publicado en Diabetes Care (2020), comer cada 3-4 horas favorece un mejor control glucémico en comparación con períodos más largos de ayuno. Este patrón minimiza el riesgo de hipoglucemia y reduce la variabilidad glucémica.

Establecer horarios fijos para cada comida puede optimizar el funcionamiento del metabolismo. En el contexto fisiológico, evitar largos períodos sin comer previene la sobreproducción de glucagón, una hormona que incrementa la glucosa al promover la liberación de reservas de glucógeno del hígado. Por tanto, estructurar las comidas principales —desayuno, comida y cena— e incluir uno o dos bocadillos intermedios equilibrados puede tener un impacto directo en la estabilidad glucémica.

Tamaño de porciones

El tamaño de las porciones influye directamente en la respuesta glucémica postprandial. La American Diabetes Association (ADA) recomienda porciones moderadas, destacando que las comidas más pequeñas y frecuentes mantienen mejor el equilibrio de glucosa que las comidas abundantes y esporádicas.

Un control adecuado del tamaño de las porciones incluye la práctica de dividir el plato en tres componentes principales: carbohidratos complejos, proteínas magras y grasas saludables. Este balance facilita la digestión y ralentiza la absorción de glucosa. Por ejemplo, una comida que combine 40 g de arroz integral (carbohidrato de índice glucémico bajo), 100 g de pechuga de pollo (proteína magra) y 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra (grasa saludable) puede reducir los picos de insulina tras la comida en comparación con una basada solo en carbohidratos simples.

Además, estudios como el de la Universidad de Toronto (2018) han demostrado que el control glucémico mejora significativamente cuando se consumen cantidades menores de alimentos con alto contenido en carbohidratos pero ricos en fibra, como legumbres. Incorporar fibra soluble, presente en alimentos como avena o manzanas, retrasa el vaciado gástrico y modera la absorción de carbohidratos, contribuyendo al mantenimiento de niveles estables de azúcar en sangre.

Bebidas Que Ayudan A Regular La Glucosa

Consumir ciertas bebidas puede contribuir al control y la estabilidad de los niveles de glucosa en sangre. Estas alternativas potencian la sensibilidad a la insulina, disminuyen la absorción de glucosa o retrasan su liberación en el torrente sanguíneo. Según investigaciones recientes de la American Diabetes Association, incorporar bebidas específicas en la dieta diaria puede ser una estrategia eficaz para optimizar la salud metabólica.

Agua: la opción fundamental

El agua es esencial para mantener un equilibrio metabólico sano. La hidratación adecuada favorece la función renal, necesaria para eliminar el exceso de glucosa a través de la orina. Un estudio publicado en Diabetes Care (2011) encontró que una mayor ingesta de agua está relacionada con un menor riesgo de hiperglucemia, ya que mejora la sensibilidad a la insulina y regula los niveles hormonales. Se recomienda un consumo mínimo de 2-2,5 litros diarios.

Infusiones sin azúcar

Infusiones como el té verde, el té negro y la manzanilla contienen antioxidantes naturales, entre ellos catequinas y flavonoides, que han demostrado efectos beneficiosos en la regulación de la glucosa. Un metanálisis publicado en The Journal of Nutrition (2013) concluyó que el consumo regular de té verde puede reducir significativamente los niveles de glucosa en ayunas y mejorar la tolerancia a la glucosa en adultos con resistencia a la insulina.

Adicionalmente, la manzanilla puede disminuir la inflamación y el estrés oxidativo relacionado con alteraciones glucémicas. Sus compuestos activos, como los terpenoides, contribuyen a la modulación de enzimas que descomponen carbohidratos, lo que ralentiza la absorción de glucosa.

Vinagre diluido en agua

Ingerir pequeñas cantidades de vinagre de manzana diluido puede mejorar el control postprandial de la glucosa. Una investigación publicada en Diabetes Research and Clinical Practice (2004) reveló que el ácido acético, presente en el vinagre, reduce la actividad de enzimas intestinales responsables de descomponer almidones. Esto retrasa la absorción del azúcar, suavizando los picos glucémicos tras las comidas. La dosis recomendada es disolver 1-2 cucharadas de vinagre en un vaso de agua antes de las comidas principales.

Bebidas ricas en fibra soluble

Bebidas preparadas con fibra soluble, como batidos a base de avena o semillas de chía, ayudan a estabilizar los niveles de glucosa al ralentizar el vaciamiento gástrico y reducir la absorción de carbohidratos en el intestino delgado. Según la British Nutrition Foundation, las fibras solubles como el betaglucano de la avena disminuyen los niveles de glucosa postprandial hasta un 10-20% cuando se consumen con regularidad. Además, estas bebidas también mejoran el perfil lipídico, relacionado con un mayor riesgo cardiovascular en personas con diabetes.

Café sin azúcar en moderación

El café, en cantidades moderadas y sin aditivos como azúcar o nata, puede ser un aliado en el control glucémico. Según un estudio longitudinal de Harvard School of Public Health (2014), el consumo de 3-4 tazas de café al día está asociado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, posiblemente debido a su contenido en polifenoles y antioxidantes que mejoran la función hepática y la sensibilidad a la insulina.

Sin embargo, los beneficios solo son evidentes cuando el consumo es moderado y no se acompaña de edulcorantes ricos en calorías. El café descafeinado también ofrece ventajas similares al contener compuestos bioactivos no relacionados con la cafeína.

Jugos vegetales bajos en carbohidratos

Los jugos elaborados con vegetales de bajo índice glucémico, como espinacas, pepino y apio, representan una opción adecuada para estabilizar las concentraciones de glucosa. Estos vegetales poseen compuestos bioactivos como los nitratos que promueven la vasodilatación y optimizan el transporte de glucosa hacia las células musculares.

Un estudio publicado en Nutrients (2017) demostró que el consumo regular de jugos verdes reduce los niveles de glucosa en ayunas, además de proporcionar fibra y micronutrientes esenciales. Se pueden combinar con limón o jengibre para potencializar sus efectos antioxidantes.

Leche y sus alternativas vegetales sin azúcar

La leche descremada y las bebidas vegetales fortificadas en calcio, como las de almendra o avena sin azúcar añadida, son buenas opciones para acompañar comidas o snacks. Su contenido en proteínas y grasas saludables contribuye a reducir la respuesta glucémica al moderar la absorción de carbohidratos. Un análisis publicado en The American Journal of Clinical Nutrition (2020) destacó que combinar lácteos bajos en grasa con cereales integrales mejora la estabilidad glucémica postprandial en comparación con las bebidas azucaradas.

Conclusión científica

El control glucémico puede ser optimizado incorporando bebidas específicas. Estas opciones, respaldadas por evidencia científica, regulan mecanismos metabólicos clave al mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir la absorción de carbohidratos o limitar los picos glucémicos tras las comidas.

Qué Evitar Para Prevenir Picos De Glucosa

Evitar ciertos alimentos y hábitos es crucial para minimizar las fluctuaciones de glucosa en sangre y reducir el riesgo de resistencia a la insulina. Según un informe publicado en Diabetes Care (Asociación Americana de la Diabetes, 2021), una dieta alta en carbohidratos de rápida absorción y baja en fibra está directamente relacionada con un aumento significativo de los picos glucémicos, lo que puede provocar complicaciones metabólicas.

Carbohidratos refinados y azúcares añadidos

Los carbohidratos refinados, como el pan blanco, los pasteles, las galletas y otros productos hechos con harina blanca, poseen un alto índice glucémico (IG). Su consumo provoca aumentos rápidos en los niveles de glucosa en sangre debido a su rápido desdoblamiento en moléculas de azúcar simple. Alimentos con azúcares añadidos, como bebidas azucaradas, postres, cereales procesados y salsas industriales, también generan picos significativos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), limitar la ingesta de azúcares libres a menos del 5% del consumo calórico diario contribuye a una mejor regulación de la glucosa y a la prevención de enfermedades metabólicas.

Bebidas azucaradas y alcohol

Bebidas como refrescos, té frío endulzado y jugos industriales contienen grandes cantidades de glucosa y fructosa añadida que se absorben rápidamente en el intestino delgado, causando picos de glucosa abruptos. Además, el alcohol, especialmente las bebidas con mezclas dulces, puede alterar la regulación de la insulina y generar hiperglucemia inicial seguida de hipoglucemia, particularmente en personas con metabolismo alterado.

Grasas trans

El consumo de grasas trans, presentes en productos ultraprocesados como galletas, margarina y snacks envasados, se asocia con un aumento de la resistencia a la insulina y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un estudio realizado por la Facultad de Medicina de Harvard (2020) demostró que estas grasas pueden interferir con los receptores de insulina en las células, complicando la estabilización de los niveles de glucosa.

Dietas bajas en fibra

Una dieta pobre en fibra dietética ralentiza significativamente la regulación de la glucosa. La fibra, abundante en legumbres, frutas enteras y granos integrales, actúa reduciendo la velocidad con la que el azúcar es absorbido en el intestino. Su consumo insuficiente favorece las elevaciones pronunciadas de glucosa tras las comidas.

Alimento/Hábito Efecto en la glucosa
Pan blanco, dulces, cereales azucarados Incrementos rápidos en glucosa por alto índice glucémico
Bebidas azucaradas y alcohólicas Picos repentinos y desbalances en la regulación de insulina
Productos ultraprocesados (grasas trans) Reducción de sensibilidad a la insulina y riesgo cardiovascular
Dieta baja en fibra Absorción rápida de azúcar y picos postprandiales

Saltarse comidas o ayunar de forma prolongada

Pasar largas horas sin comer puede aumentar la variabilidad glucémica. Al no consumir alimentos, los niveles de glucosa en sangre pueden descender a valores bajos, lo que activa la liberación de glucagón para recuperar la glucosa, causando picos compensatorios cuando se rompe el ayuno con alimentos de alto índice glucémico.

Consumo excesivo de alimentos ultraprocesados

Los productos ultraprocesados, como snacks empaquetados y platos precocinados, contienen frecuentemente altas cantidades de azúcares ocultos, grasos saturados y sodio. Estos ingredientes alteran la capacidad del cuerpo para usar insulina de manera eficiente, contribuyendo a la hiperglucemia postprandial y a una mayor inflamación crónica.

Ritmos de alimentación irregulares

Ingerir cantidades grandes de alimentos en una sola comida, en lugar de distribuirlos a lo largo del día, puede sobrecargar los mecanismos de regulación de la glucosa. Además, comer en horarios cambiantes interfiere con los ritmos circadianos, dificultando el equilibrio metabólico, según investigación en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism (2020).

Evitar estos alimentos y prácticas puede disminuir las oscilaciones de glucosa, mejorando la salud metabólica y el balance energético a lo largo del día.

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Tengo 52 años y desde siempre me apasiona la fitoterapia. Me formé en el ámbito de la salud y, desde niña, descubrí el poder de las plantas en casa. Crecí rodeada de naturaleza y de personas que sabían escucharla. Me encanta combinar ciencia y tradición para mejorar el bienestar en el día a día. Aquí comparto lo que he aprendido, entre experiencias personales y consejos prácticos.

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