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Qué hacer para mejorar la circulación sanguínea: consejos prácticos

Marta López by Marta López
in Bienestar Físico
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Mantener una circulación sanguínea saludable es fundamental para el buen funcionamiento del organismo, ya que garantiza el transporte eficiente de oxígeno y nutrientes a todos los tejidos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los problemas circulatorios están entre las principales causas de enfermedades cardiovasculares, afectando a millones de personas en todo el mundo. Factores como el sedentarismo, una dieta desequilibrada o el estrés pueden comprometer este sistema vital.

Durante etapas de mayor inactividad o envejecimiento, el riesgo de sufrir complicaciones relacionadas con una circulación deficiente aumenta considerablemente. Estudios publicados en The Lancet subrayan que implementar cambios en el estilo de vida, como incorporar actividad física regular y mejorar los hábitos alimenticios, puede marcar una diferencia significativa en la salud vascular. Conocer estrategias prácticas y respaldadas por la ciencia para optimizar la circulación es clave para prevenir problemas y mejorar el bienestar general.

Importancia de una buena circulación sanguínea

Mantener una circulación sanguínea eficiente es fundamental para garantizar la oxigenación y el aporte adecuado de nutrientes a todos los tejidos del organismo, además de facilitar la eliminación de desechos metabólicos. Este proceso vital está directamente relacionado con el funcionamiento saludable del sistema cardiovascular, el sistema inmunitario y varios órganos esenciales, como el cerebro, el corazón y los riñones.

Transporte de oxígeno y nutrientes

La sangre actúa como un medio de transporte principal en el cuerpo humano. Los glóbulos rojos, mediante la hemoglobina, aseguran la distribución de oxígeno desde los pulmones hacia las células. Paralelamente, el plasma sanguíneo se encarga de suministrar nutrientes esenciales como glucosa, aminoácidos y lípidos. Según la Asociación Americana del Corazón (AHA, 2021), una mala circulación puede reducir significativamente la eficiencia de este suministro, lo que lleva a fatiga crónica, debilidad muscular y problemas cognitivos.

Eliminación de desechos metabólicos

La sangre también tiene un rol crucial en la eliminación de sustancias tóxicas del organismo. Los desechos metabólicos como el dióxido de carbono (CO2) y la urea son transportados desde los tejidos hacia los órganos encargados de su expulsión, como los pulmones y los riñones. Cuando la circulación es deficiente, se acumulan estas sustancias, aumentando el riesgo de complicaciones como la acidosis metabólica o el daño renal.

Regulación de la temperatura corporal

Un sistema circulatorio sano contribuye a mantener una temperatura corporal estable. La dilatación y contracción de los vasos sanguíneos permiten disipar o conservar calor, según las necesidades metabólicas. Estudios publicados en Circulation Research (2020) detallan que trastornos vasculares como la enfermedad de Raynaud o la microangiopatía pueden alterar esta función, generando intolerancia al frío o calor excesivo.

Prevención de problemas cardiovasculares

Una buena circulación es esencial para la prevención de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), estas patologías son responsables del 32 % del total de fallecimientos anuales a nivel mundial, siendo la mala perfusión tisular uno de los factores desencadenantes clave. Una correcta irrigación permite que el corazón y los vasos trabajen de manera eficiente, reduciendo el estrés sobre el sistema.

Apoyo al sistema inmunitario

Un flujo sanguíneo saludable facilita la distribución efectiva de leucocitos y linfocitos, células responsables de combatir infecciones y reparar tejidos dañados. La Fundación Española del Corazón (2022) señala que una mala circulación puede comprometer la función inmunitaria, generando mayor susceptibilidad a enfermedades comunes como infecciones respiratorias o incluso trastornos crónicos.

Estimulación de funciones cerebrales

El cerebro, aunque representa solo el 2 % del peso corporal, consume aproximadamente el 20 % del oxígeno y los nutrientes suministrados a través de la sangre. La falta de una circulación adecuada puede resultar en deterioro cognitivo, problemas de memoria y, en casos graves, en condiciones como la demencia vascular. Un estudio del Instituto Karolinska (Suecia, 2021) demostró que mejorar el flujo sanguíneo cerebral mediante hábitos como el ejercicio regular tiene un impacto positivo en el rendimiento mental.

Beneficios en el proceso de cicatrización

Una circulación eficiente acelera los procesos de cicatrización de heridas, ya que asegura el suministro de plaquetas y factores de crecimiento al área afectada. En personas con enfermedades vasculares, como la diabetes tipo 2, la cicatrización generalmente se ve comprometida debido a la insuficiencia microvascular. Estudios en Journal of Clinical Investigation (2018) describen cómo la angiogénesis —la formación de nuevos vasos sanguíneos— desempeña un papel crucial en este contexto.

Papel en la regulación hormonal

Diversas hormonas, como la insulina, las tiroideas y las sexuales (estrógenos o testosterona), se transportan a través del sistema circulatorio hacia sus órganos diana. Un flujo sanguíneo alterado puede ralentizar este transporte, afectando funciones metabólicas, reproductivas y sistémicas. Este fenómeno, según la Endocrine Society (2020), aumenta el riesgo de desajustes hormonales y trastornos relacionados, como el síndrome metabólico o la infertilidad.

Control del envejecimiento celular

Un sistema circulatorio saludable ayuda a retrasar los efectos del envejecimiento mediante una mejor nutrición celular y eliminación de radicales libres. Un informe de la Facultad de Medicina de Harvard (2019) concluyó que factores como la actividad física aumentan la producción de óxido nítrico, promoviendo la dilatación de los vasos y mejorando la circulación en órganos periféricos. Esto influye directamente en la apariencia de la piel y la longevidad general.

En resumen, la Importancia De Una Buena Circulación Sanguínea radica en mantener el equilibrio fisiológico del organismo. Su óptimo funcionamiento previene múltiples enfermedades y es clave para la salud integral. Organismos internacionales siguen destacando la relevancia de pequeños cambios en el estilo de vida como estrategias efectivas para mejorarla.

Factores Que Afectan La Circulación Sanguínea

Un flujo sanguíneo eficiente asegura la correcta oxigenación y nutrición de los tejidos, así como la eliminación de desechos metabólicos. Sin embargo, diversos factores pueden alterar este equilibrio, comprometiendo la salud cardiovascular y general.

Hábitos poco saludables

Sedentarismo: La inactividad física reduce la eficiencia de la bomba muscular, un mecanismo mediante el cual los músculos esqueléticos, especialmente en las piernas, contribuyen al retorno venoso hacia el corazón. Según la OMS (2022), un estilo de vida sedentario está asociado a un aumento del 30% en el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

Tabaquismo: La nicotina y otros compuestos químicos presentes en el tabaco dañan las paredes de los vasos sanguíneos, promoviendo la formación de placas de ateroma. La American Heart Association (2023) indica que fumar aumenta la rigidez de las arterias, dificultando la circulación y elevando la tensión arterial.

Consumo excesivo de alcohol: La ingesta elevada de alcohol puede provocar hipertensión y debilitar la función de los vasos sanguíneos. Estudios realizados por la Clínica Mayo (2021) sugieren que el exceso de alcohol deteriora la vasodilatación, un proceso clave en la regulación del flujo sanguíneo.

Dieta desequilibrada: Una alimentación alta en grasas saturadas, sal y azúcares genera dislipemia (niveles anormales de lípidos en sangre) y favorece la aterosclerosis. El Informe Global de Nutrición (2020) asocia una dieta poco saludable con un 22% más de probabilidades de desarrollar trastornos circulatorios.

Estrés crónico: El estrés prolongado dispara la producción de cortisol, una hormona que puede dañar las arterias e impactar negativamente en el flujo sanguíneo al inducir elevaciones sostenidas en la presión arterial.

Condiciones de salud subyacentes

Hipertensión: La presión arterial elevada fuerza al corazón a trabajar más intensamente para bombear sangre, causando daño a largo plazo en las paredes de los vasos. La Sociedad Europea de Cardiología (ESC, 2022) clasifica la hipertensión como uno de los factores principales en la disfunción circulatoria.

Diabetes: Los niveles altos de glucosa en sangre, comunes en personas con diabetes, pueden dañar los vasos sanguíneos pequeños (microvasculatura) y grandes (macrovasculatura). Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, 2021), este daño aumenta el riesgo de arteriosclerosis y obstrucción vascular.

Hipercolesterolemia: Un exceso de colesterol LDL (“malo”) favorece la acumulación de placa dentro de las arterias, restringiendo el flujo sanguíneo. Investigaciones publicadas en Circulation (2022) demuestran que la reducción de LDL conduce a una mejora significativa en la elasticidad arterial.

Obesidad: Un índice de masa corporal (IMC) elevado incrementa la carga sobre el sistema cardiovascular. Además, la acumulación de grasa visceral se asocia con inflamación crónica y resistencia a la insulina, factores que impactan negativamente en los vasos sanguíneos.

Trombosis venosa: Esta condición, caracterizada por la formación de coágulos en las venas profundas, puede bloquear parcial o completamente el retorno sanguíneo. Según The Lancet (2021), la trombosis no tratada puede derivar en complicaciones graves como el embolismo pulmonar.

Insuficiencia venosa crónica: Este trastorno afecta la capacidad de las venas para devolver la sangre al corazón, conduciendo a síntomas como edema y cambios en la piel. Estudios recientes (Journal of Vascular Surgery, 2020) destacan su prevalencia, especialmente en personas mayores o con empleos que implican largas horas de pie.

Factores modificables como los hábitos cotidianos, junto con el control de condiciones médicas preexistentes, desempeñan un papel esencial en garantizar una circulación sanguínea adecuada.

Qué Hacer Para Mejorar La Circulación Sanguínea

Adoptar hábitos saludables puede optimizar la circulación sanguínea, beneficiando la salud cardiovascular y previniendo diversas enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022), mejorar la circulación no solo reduce el riesgo de enfermedades cardíacas, sino que también influye en el bienestar general.

Realizar ejercicio regular

El ejercicio físico estimula el flujo sanguíneo al aumentar la frecuencia cardíaca y la contracción muscular. Cuando los músculos se activan, comprimen los vasos sanguíneos y promueven el retorno venoso hacia el corazón. Según un estudio publicado en Circulation por la Asociación Americana del Corazón (AHA, 2018), practicar al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada a la semana, como caminar, nadar o andar en bicicleta, mejora significativamente la función endotelial y reduce la rigidez arterial.

El entrenamiento de fuerza también resulta beneficioso al incrementar la masa muscular, lo que favorece la irrigación de los tejidos y el fortalecimiento de las paredes arteriales. Las actividades regulares como yoga o pilates pueden mejorar la flexibilidad y activar la circulación periférica, particularmente en extremidades.

Mantener una alimentación saludable

Consumir alimentos ricos en nutrientes esenciales favorece la salud vascular. Según la Escuela de Salud Pública de Harvard, una dieta rica en frutas, verduras, granos integrales, frutos secos y pescado reduce la inflamación arterial y mejora la elasticidad de los vasos sanguíneos. Por ejemplo, alimentos como el ajo contienen alicina, un compuesto que estimula la dilatación de las arterias y regula la presión arterial.

Ácidos grasos omega-3, presentes en pescados como el salmón y la caballa, disminuyen los niveles de triglicéridos y promueven un flujo sanguíneo saludable. Los antioxidantes de frutas como los arándanos y cítricos protegen contra el daño oxidativo, manteniendo los vasos en buen estado. Limitar el consumo de grasas saturadas y azúcares refinados también resulta crucial para prevenir la formación de placas de ateroma, las cuales obstruyen las arterias e incrementan el riesgo de enfermedades coronarias.

Hidratación adecuada

La ingesta de agua suficiente asegura que la sangre conserve una viscosidad adecuada, facilitando su flujo a través de los vasos. Según el Instituto de Medicina de EE.UU., adultos sanos deben consumir entre 2 y 2.7 litros diarios de líquidos, dependiendo de factores como la actividad física y el clima. Una leve deshidratación incrementa la concentración de la sangre, dificultando su desplazamiento y aumentando el riesgo de trombosis.

Además, mantenerse hidratado beneficia el transporte de nutrientes hacia los órganos y fomenta la eliminación de desechos metabólicos. En verano, o durante actividades extenuantes, es importante reponer electrolitos para evitar desequilibrios que puedan afectar el sistema circulatorio. Bebidas naturales como infusiones de jengibre o té verde tienen un efecto positivo al combinarse con propiedades antioxidantes y vasodilatadoras.

Evitar hábitos nocivos

Hábitos perjudiciales como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol o el sedentarismo deterioran la circulación y la salud cardiovascular. Según la OMS, el consumo de tabaco causa daño directo al endotelio, promoviendo la acumulación de grasa en las paredes arteriales y aumentando el riesgo de enfermedades como la aterosclerosis.

El alcohol, en consumos elevados, contribuye a la hipertensión y la insuficiencia cardíaca. Sustituir estas prácticas por alternativas más saludables mejora de manera significativa la oxigenación del cuerpo y el transporte de nutrientes. Adoptar posturas que eviten la compresión de venas, como estirarse periódicamente tras estar sentado por largos periodos, también previene problemas como la insuficiencia venosa crónica.

Remedios Naturales Para Favorecer La Circulación

Mantener una circulación sanguínea óptima es esencial para garantizar el aporte de oxígeno y nutrientes a los órganos, así como para prevenir enfermedades cardiovasculares. Diversos remedios naturales respaldados por investigaciones científicas pueden apoyar este proceso de manera efectiva.

Infusiones y alimentos beneficiosos

Ciertos alimentos e infusiones contienen compuestos bioactivos que mejoran la salud vascular.

  • Infusión de jengibre: El jengibre contiene gingerol, un compuesto con propiedades antiinflamatorias y antitrombóticas, que puede mejorar la circulación. Un estudio publicado en Annals of Nutrition & Metabolism (2020) demostró que el consumo regular de jengibre reduce la viscosidad sanguínea y previene la agregación plaquetaria.
  • Té verde: Rico en catequinas, antioxidantes que promueven la dilatación de los vasos sanguíneos y reducen el estrés oxidativo. Según un informe de The Journal of Nutrition (2018), beber té verde con frecuencia puede mejorar la función endotelial y reducir el riesgo de arteriosclerosis.
  • Ajo: Contiene alicina, un compuesto que estimula la producción de óxido nítrico y relaja las arterias. La investigación de la Universidad de Cambridge (2017) asoció el ajo con una mejora significativa en la elasticidad de los vasos sanguíneos en adultos mayores con hipertensión.
  • Frutos rojos: Arándanos, frambuesas y moras destacan por su contenido en antocianinas. Estos antioxidantes fortalecen las paredes de los vasos y disminuyen la inflamación. Datos de un estudio de American Journal of Clinical Nutrition (2019) evidencian que una ingesta diaria de 200 gramos de arándanos durante un mes mejora la circulación periférica.
  • Cúrcuma: La curcumina tiene efectos antiinflamatorios y mejora la función endotelial. Según un meta-análisis de Frontiers in Pharmacology (2021), su consumo es beneficioso en personas con insuficiencia cardiovascular leve.
  • Chocolate negro: De al menos un 70% de cacao, contiene flavonoides que protegen contra la disfunción endotelial y mejoran el flujo sanguíneo. Un estudio del Instituto de Investigación de Nutrición Humana de Alemania (2015) confirmó que el consumo moderado de chocolate negro regula la presión arterial y fomenta una circulación saludable.

Terapias alternativas

Varias prácticas alternativas respaldadas por evidencia científica pueden favorecer una circulación adecuada al mejorar la vasodilatación y reducir la inflamación sistémica.

  • Hidroterapia: Los baños de contraste, alternando agua fría y caliente, estimulan el flujo sanguíneo periférico. Según una publicación de Journal of Physiotherapy (2018), esta técnica promueve la contracción y relajación de los vasos sanguíneos, incrementando la circulación en extremidades inferiores.
  • Masoterapia: Los masajes, especialmente el drenaje linfático manual, activan el flujo sanguíneo y alivian la retención de líquidos. Investigaciones en International Journal of Therapeutic Massage and Bodywork (2020) indican que masajes regulares mejoran la microcirculación cutánea y periférica en pacientes con insuficiencia venosa leve.
  • Acupuntura: Según un estudio de la Universidad de Beijing (2019), esta práctica aumenta los niveles de óxido nítrico, facilitando la relajación de los vasos sanguíneos y mejorando la circulación en áreas localizadas. El estudio resalta que sesiones frecuentes contribuyen al alivio de problemas vasculares, como el síndrome de Raynaud.
  • Yoga y técnicas de relajación: Movimientos y posturas específicas, como las invertidas, favorecen el retorno venoso. Además, el control del estrés reduce el nivel de cortisol en sangre, un factor relacionado con la constricción vascular crónica. Según Complementary Therapies in Medicine (2020), 12 semanas de práctica regular de yoga mejoran el flujo sanguíneo cerebral e incrementan la elasticidad arterial en individuos sedentarios.
  • Aromaterapia: Aceites como el de romero o ciprés tienen propiedades vasodilatadoras. En un estudio de Phytotherapy Research (2017), se demostró que el masaje con aceites esenciales estimula la circulación cutánea y reduce la inflamación asociada a insuficiencia venosa crónica.

Ambas estrategias, basadas en alimentación saludable y terapias alternativas, ofrecen un enfoque eficaz para apoyar el sistema vascular sin recurrir a tratamientos invasivos. La integración de estos hábitos contribuye a mejorar la calidad de vida y prevenir complicaciones cardiovasculares.

Consejos Prácticos Para La Vida Diaria

Mantener una actividad física regular

La actividad física estimula el flujo sanguíneo al fortalecer el corazón como músculo, aumentando su capacidad para bombear sangre eficientemente. Según la American Heart Association (2021), realizar al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado semanal impulsa una mejor circulación y previene enfermedades cardiovasculares. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga promueven la salud vascular al reducir los niveles de presión arterial y mejorar la elasticidad arterial.

Adoptar una alimentación equilibrada

Una dieta rica en alimentos con compuestos bioactivos favorece una salud circulatoria óptima. Según un informe del European Journal of Clinical Nutrition (2020), incluir alimentos como frutas cítricas, frutos secos, cereales integrales y pescados grasos aporta antioxidantes y ácidos grasos omega-3, que mejoran la salud endotelial y reducen la inflamación vascular. Además, limitar el consumo de grasas saturadas y trans ayuda a prevenir la formación de placas de colesterol en las arterias, reduciendo el riesgo de aterosclerosis.

Mantener una hidratación adecuada

El consumo suficiente de agua garantiza la adecuada viscosidad sanguínea, facilitando su circulación. Deshidrataciones leves pueden aumentar la densidad de la sangre, afectando su flujo. Según un estudio del Journal of Vascular Research (2020), el consumo diario de entre 1.5 y 2 litros de agua resulta esencial para una correcta función vascular.

Evitar hábitos nocivos

La exposición a factores como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol compromete la integridad vascular. Según la OMS (2022), fumar afecta directamente los vasos sanguíneos al reducir su capacidad de dilatación, mientras que el alcohol en exceso puede elevar la presión arterial y dañar el sistema cardiovascular. Dejar el tabaco y moderar el consumo de alcohol mejora significativamente la circulación y reduce los riesgos de enfermedades cardíacas.

Aplicar técnicas de control del estrés

El estrés crónico está asociado a niveles elevados de hormonas vasoconstrictoras como el cortisol y la adrenalina, que dificultan el flujo sanguíneo. Según un estudio publicado en Frontiers in Psychology (2019), técnicas como la meditación, la respiración profunda y la relajación muscular progresiva reducen el estrés y mejoran la dilatación arterial. Incluir estas prácticas en la rutina diaria puede prevenir trastornos asociados al estrés, como la hipertensión.

Practicar masajes y terapias complementarias

Los masajes estimulan la circulación periférica al facilitar el retorno venoso y disminuir la estasis sanguínea. Según datos de la European Society of Cardiology (2021), complementos como la terapia de presión neumática intermitente o la hidroterapia contribuyen a prevenir la formación de coágulos y mejoran el flujo global. Además, técnicas como la acupuntura y la reflexología han demostrado efectos positivos sobre el sistema cardiovascular.

Utilizar ropa adecuada

Usar ropa ajustada puede restringir el flujo sanguíneo en ciertas áreas del cuerpo. Según un artículo del British Journal of Dermatology (2019), optar por prendas cómodas y, en casos que lo precisen, medias de compresión médica mejora el retorno venoso y previene problemas como las varices.

Cambiar de posición con frecuencia

Estar en una posición fija, como estar sentado o de pie por largos periodos, puede provocar estancamiento de sangre en las extremidades inferiores. Según el Journal of Occupational Health (2020), realizar pequeñas pausas para caminar y estirar reduce el riesgo de insuficiencia venosa crónica y mejora la circulación.

Evitar temperaturas extremas

La exposición prolongada al calor o al frío intenso afecta la regulación vascular, comprometiendo el flujo sanguíneo. Según un estudio de Nature Reviews Cardiology (2018), el frío puede provocar vasoconstricción y el calor excesivo, deshidratación. Moderar la exposición a estos factores y mantener una temperatura corporal adecuada ayuda a preservar la salud vascular.

Dormir lo suficiente

El sueño de calidad permite la recuperación cardiovascular, facilitando una correcta circulación. Investigaciones de la National Sleep Foundation (2020) indican que dormir entre 7 y 8 horas diarias regula la presión arterial y reduce el estrés oxidativo, beneficiando la salud circulatoria.

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Marta López

Tengo 52 años y desde siempre me apasiona la fitoterapia. Me formé en el ámbito de la salud y, desde niña, descubrí el poder de las plantas en casa. Crecí rodeada de naturaleza y de personas que sabían escucharla. Me encanta combinar ciencia y tradición para mejorar el bienestar en el día a día. Aquí comparto lo que he aprendido, entre experiencias personales y consejos prácticos.

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